Amigues para pedalear

La Paternal Pedalea: un colectivo barrial que nació en plena pandemia.

Quería salir a pedalear acompañada. Y tenía que ser de noche porque de día trabajaba”, cuenta Bárbara Almentero, de 38 años. Esa es la razón por la que, cuando despuntaba enero del 21, creó La Paternal Pedalea.

“Yo tenía la bicicleta guardada hace más de quince años, y estaba buscando alguna forma de volver a pedalear, pero no me motivaba salir solo. En eso veo en un grupo vecinal de Facebook, la publicación de alguien que buscaba gente para salir a andar en bici juntos”, cuenta Hugo Rey, de 55, el primero que respondió al llamado de Bárbara.

Cinco meses después, el grupo se reúne en la Plaza de Pappo tres o cuatro veces por semana, y desde ahí parten. El más chico tiene 22 y el más grande arriba de 60. Sus bicis son tan variadas como sus edades. ¿Por qué Paternal Pedalea y no Villa General Mitre pedalea? “Es que la mayoría se autopercibe como de La Paternal, por más que en el mapa de Caba diga que la Plaza de Pappo está dentro del otro barrio”, explica Hugo, de profesión antropólogo, y alguien que en los 90 fue co-fundador de la Asociación de Ciclistas Urbanos, una organización que peleó por la incorporación de ciclovías en el trazado de la ciudad.

Bárbara es masajista, da clases particulares de primaria y está por terminar el profesorado docente. Dice que aprendió a andar en bici a los golpes. “Le robaba a mi hermano mayor la suya, que como era playera me costaba mucho maniobrarla, ¡me pegaba cada palo!”, recuerda. Con los años logró domar a las dos ruedas, y hoy se volvió el medio que transporta la felicidad compartida.

En la primera salida éramos cuatro. Bárbara, dos muchachos más y yo”, cuenta Hugo. “Fuimos desde la Plaza de Pappo por la bicisenda hasta Parque Centenario. Cuando llegamos no sabíamos qué hacer. Decidimos seguir para el lado de avenida Córdoba y terminamos en Palermo Hollywood. Dijimos ¨bueno, ya estamos cansados, vamos a tomar algo¨ y fuimos a un bar con mesas afuera. En paseos posteriores volvimos a ese bar, el dueño empezó a tener onda con nosotros y a regalarnos cerveza.”

“Nosotros somos inclusivos: podés venir con cualquier bicicleta, no hace falta que tenga cambios. No andamos a gran velocidad y siempre privilegiamos al que más le cuesta a la hora de decidir para donde vamos”, dicen los de Paternal Pedalea.

Amistades sobre ruedas

Rápidamente el grupo creció en número. En el chat de whatsapp son alrededor de sesenta, a veces salen unos, a veces otros. La bicicleteada más concurrida llegó a juntar a treinta y dos. Durante el verano tenían fijados tres días: lunes, miércoles y viernes a las 20 hs.

Las cervecerías o bares hacen las veces de mojones en el camino, de parada obligada; es el momento de charla y el pie para la amistad. Algunos después van juntos al teatro, otros se encuentran a hacer gimnasia en la plaza.

Virgina Vitali es ceramista y vecina de Villa Santa Rita. Llegó a La Paternal Pedalea a través de una amiga. Ella destaca la solidaridad que enseguida moviliza al grupo cuando hay uno que está necesitando ayuda. “Alguien perdió a su perro y automáticamente sale la foto en el chat del whatsapp. Algunos salen a buscarlo por el barrio, todos lo replican en las redes sociales, hasta que aparece el mensaje de uno que dice que lo vio y van todos a donde está el perro para rescatarlo.”

“Todo se da en relación a la solidaridad”, acompaña Hugo la apreciación de Virginia. “Tenemos un bicicletero en el grupo, Pablo, que cuando cierra su bicicletería a las ocho, viene a pedalear con nosotros. Cualquier cosa que pasa él es el que más sabe. Y siempre llevamos alguna cámara, herramientas para hacer arreglos, si hubiera una pinchadura se soluciona.” Como muestra, vale otra anécdota: “Una vez íbamos hacia la Reserva de Costanera Sur y se rompió una bicicleta a mitad de camino, que no tenía arreglo. Uno de los que estaban ahí llamó por teléfono a un amigo suyo que vivía a dos cuadras, le dijo: ¨che, ¿me prestás la bici?¨ Y así nomás apareció una bicicleta de reemplazo.”

“Salimos a pedalear un día que era el cumple de una de las chicas”, recuerda Bárbara. “Cuando parábamos en cada semáforo, le cantábamos. ¡Y desde los autos y los que pasaban caminando acompañaban!” Esta gente a la que le gusta tanto pasarla bien juntos, no se iban a perder la excusa perfecta que ofrecen los cumpleaños para el encuentro. Cuenta Bárbara que un sábado al mes todos llevan a la plaza algo para tomar o comer, y ahí festejan los últimos cumples. “Incluso en alguna oportunidad tuvimos el privilegio de que nos venga a visitar el Mago Racho, que es del barrio, y terminamos con un acto espectacular”, agrega Virginia.

El mapa de las bicisendas

Una madrugada se levantaron para ir pedaleando hasta la Costanera y ver juntos la salida del sol en el río. El verano también los impulsó a agarrar la ruta. Fueron hasta Tigre, también hasta Villa La Ñata. A los que no les daba el físico para ir tan lejos, subían la bici al tren y en el destino todos se encontraban.

El verano los invitaba a acercarse al río, pero “con el frío baja mucho la temperatura en esos lugares, así que ahora vamos para el otro lado”, dice Hugo. Las bicisendas de Cesar Díaz, Juan Agustín García y Marcos Sastre los llevan a internarse en Monte Castro, Versalles, Devoto. “Esas bicisendas nos resultan espectaculares porque no tienen semáforos, son poco transitadas, entonces no tenemos que estar frenando tanto”. “El problema que notamos es que en esa zona la mayoría están sin conectar. Si querés pasar de Devoto para el lado de Constituyentes, llegar a la Agronomía, no hay una bicisenda que te lleve. Estás obligado a meterte entre medio del tráfico. Sin embargo vamos igual, buscando la forma de llegar, encontrando caminos… y también cervecerías”, concluye Hugo sonriendo. ♦


LA PATERNAL PEDALEA

Facebook: “la paternal pedalea”espa

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