Alquilaron un local que llevaba tiempo cerrado en una calle tranquila de Floresta: Magariños Cervantes a metros de Lope de Vega. Lo separan de la ancha vereda sus dos vidrieras. En letra cursiva, sobre esa superficie transparente se lee: la casita de la cultura.
El interior es más bien chico, pero como dice el dicho, el corazón es grande. Y se nota nomas entrar. “Lo estamos recuperando. Esta pared, por ejemplo, nos dio trabajo porque estaba llena de humedad. De a poco, como vamos pudiendo y con la ayuda que vamos recibiendo, lo ponemos lindo”, cuenta Melina Cadaban a Vínculos Vecinales, sentada en una ronda una tarde de viernes.
Su amigo Carlos Abalsamo continúa la historia: “Nosotros somos del barrio de toda la vida. Yo soy profe de sipalki; él, Itamar, es profe de percusión, otro compañero, Matías, es profe de guitarra –enumera al grupo que hace seis meses materializó el sueño de abrir este espacio–.
“Ella está en todo lo que es la organización del local –señala a Melina– y él también está a full, colaborando– dice refiriéndose a Cristian, sentado a su lado. También tenemos a Pablo, que es profe de batería, a Catalina que es profesora de danza contemporánea y Marina que es profesora de yoga; hace poco se nos unió una profe de canto que se llama María Sol.”
Como un club
“No tenemos ninguna finalidad de lucro, la idea es que este lugar nos permita volver un poco al alma de barrio”, explica Melina. “Nos pusimos como objetivo unificar la cultura, el arte y el deporte en esta zona de la ciudad, que habitualmente está más relegada”, precisa Carlos. Apostando fuerte a ese desafío se inscribieron oficialmente como Asociación Civil Barrios de Corazón.
Cuenta Carlos que el nombre surgió de un cantito de cancha que dice “Señores yo soy de un barrio, un barrio de corazón, señores soy de Floresta, soy hincha de All Boys”. Por eso el parecido evidente entre su logo y el del Albo, aunque casual, no los preocupa, más bien es un guiño que los une con la vecindad y que coincide con el sentido de proyecto: que el espacio sea un lugar de encuentro, como alguna vez lo fueron los clubes.
En la plaza
Esas clases de sipalki, percusión, yoga o guitarra, cada fin de semana se abren a la participación de quien quiera sumarse en la Plaza Monseñor Laffite (la que está frente a la iglesia San Padro). En una jornada al aire libre organizada por Barrios de Corazón, que incluye una feria de emprendedores y artesanos, el deporte y la cultura se mudan del local al parque.
“Él va con sus alumnos y yo con los míos, mostramos lo que hacemos y ofrecemos a la gente que haga una clase de prueba. Toca una banda y se arma la feria”, describe Carlos y subraya el cuidado que ponen en estos eventos que realizan gracias al trabajo dedicado de otras dos integrantes del grupo: Mariana Delapia y Daniela Allocco.
Tomá Cultura
La Asociación Manuel Belgrano, otra de Floresta que late con el mismo espíritu comunitario, les cede su gran salón para que un viernes al mes organicen la fiesta que bautizaron Tomá Cultura. “Hubo dos fechas hasta ahora y explotaron de gente”, dice Carlos con entusiasmo. Cada una giró alrededor de una temática particular: la primera fue un varieté de circo; en la segunda tocaron bandas de rock under; la próxima, programada para el 23 de septiembre, será un evento de trap. Y en octubre le tocará a la música brasilera, “para bailar y no parar de bailar”, avisa el vecino.
La hazaña
Las múltiples actividades en su local, los findes de feria en la plaza, la fiesta mensual en La Belgrano, demandan de este puñado de voluntarios un gran trabajo. “El otro día el profe de guitarra decía ¨esto es una hazaña¨, cuando logramos juntar la plata del alquiler”, pinta Carlos el panorama de las finanzas. Cubren el gasto con lo que recaudan de los eventos, las clases, algunas rifas y el aporte de ellos mismos. De todos modos, avisan: “Estamos abiertos a sumar la colaboración de quien quiera y pueda darnos una mano”.
También invitan a los vecinos y vecinas mayores a acercarse. “De momento, para ellos tenemos yoga, seguramente se sumen otras actividades, pero la idea es que esto empiece a fluir bidireccionalmente, no solo a partir de propuestas nuestras. Hay mucha gente adulta mayor que está sola, queremos que sepan que acá serán bien recibidos. Ni siquiera es necesario que sea para venir a hacer una actividad, sino estar. ¨Mientras los chicos están en clase, yo voy y les cebo un mate¨, dice Melina poniéndose en el lugar de una vecina mayor imaginaria. “Ese espíritu es el que queremos que vuelva al barrio”, concluye. ♦
Asociación Civil Barrios de Corazón
Dirección: Alejandro Magariños Cervantes 5033
Instagram: @barriosdecorazon
Facebook: Barrios De Corazón