Blas tenía 16 años cuando vio en Instagram una publicidad del Centro Cultural Recoleta que llamó su atención. Todavía andaba con el barbijo a cuestas en ese agosto de pandemia. El anuncio en Instagram convocaba a adolescentes que quisieran participar del “Proyecto Obrador. Donde están las herramientas para que las grandes cosas pasen”. Los invitaban a crear colectivamente un proyecto de bien público. Blas se anotó junto a unos 300 chicos y chicas que compartieron la actividad casi siempre por videoconferencia. Luego, en octubre, él y otra participante fueron elegidos para hablar en un evento en el Ministerio de Educación. Ella era Martina Gómez, una militante de Jóvenes por el Clima. En medio de esa jornada se conocieron personalmente, “justo en un momento en el que yo tenía muchas ganas de hacer algo colectivo, que trascienda lo individual”, cuenta Blas. Dos meses después estaba militando él también.
¿Qué es Jóvenes por el Clima? “Básicamente es un movimiento socio-ambiental, que tiene dos pilares: el primero es tratar de concientizar a la población sobre la crisis climática y el segundo incidir en los espacios de toma de decisión y creación de políticas públicas”, explica.
“Jóvenes por el Clima básicamente es un movimiento socio-ambiental, que tiene dos pilares: el primero es tratar de concientizar a la población sobre la crisis climática y el segundo incidir en los espacios de toma de decisión y creación de políticas públicas.”
Al día de hoy, dice Blas que son alrededor de 130 chicos y chicas con una edad promedio de 24 años, organizados de un modo horizontal, totalmente apartidario, con un alcance federal: “el foco más grande está en AMBA, pero también hay focos en Salta, Tucumán, Mendoza, La Plata, Córdoba, en total son ocho focos en todo el país”.
Escuchando a Blas se nota que se trata de un grupo de jóvenes que reflexionan, que debaten, que buscan caminos nuevos, dándole lugar también al afecto y la diversión. “Pensamos que la mejor forma de militar es con amor, con cariño. Más allá de que obviamente no somos amigos entre los sesenta que estamos acá en Amba, pero cuando vos reconoces en la otra persona a un otro que tiene una historia de vida, es mucho más fácil”, observa él desde sus 18 años. El fin de semana largo de mayo, 120 de estos militantes se encontraron en un campamento en Córdoba donde, además de compartir como lo haría cualquier grupo de jóvenes, realizaron paneles y debates cuyo eje era “la falsa dicotomía entre desarrollo productivo y cuidado del medio ambiente”.
– ¿Qué acciones vienen llevando adelante?
– Blas: En AMBA las acciones las organizamos en tres espacios: Educación, Territorio y Comunicación. Educación se ocupa de dar los talleres en secundarias y universidades. Y este año vamos a sumar otra actividad que es la “birra debate” –para interpelar a otro público– en donde se debata sobre ambiente en el contexto de ir a tomar algo a un bar.
«En Territorio, ahora por ejemplo hay compañeros y compañeras que colaboran en la olla popular de Plaza Congreso, que la organiza el MTE. Se hizo algo parecido en el barrio La Carbonilla, donde estuvimos ayudando en una olla popular el año pasado.»
«A futuro vamos a extender los talleres de educación ambiental a los barrios populares, y así se conectarían educación y territorio. Ahora estamos viendo de llevar adelante un proyecto que creó un compañero para proveer de energía renovable a los comedores de esos barrios.»
«Después, el espacio de Comunicación es el que se encarga de hacer los flyers y los videos para difundir en internet (sobre todo en la página de Instagram que es muy activa) y a la vez crean la impronta estética que nos identifica. Son vitales para definir cómo se muestra visualmente la Organización hacia el afuera.
Desde el Sur
“Los y las jóvenes del mundo decimos: acción climática ¡ya!” “Decidimos tomar las riendas de nuestro destino porque se cae el porvenir”, escriben Bruno Rodríguez y Eyal Weintraub, dos de los fundadores de Jóvenes por el Clima en la contratapa de su libro La generación despierta, publicado por la editorial Alfaguara en el 2021.
Si bien el primer grito lo pega Greta Thunberg en Suecia y el reclamo se hace oír en todo el mundo, en Argentina Blas y sus compañeros inscriben su militancia en el contexto local: “no es lo mismo hablar de un ambientalismo desde Europa que hablar de un ambientalismo desde acá, donde es muy necesario linkear el ambiente con una desigualdad muy grande, con una pobreza alta.” Cuenta Blas que uno de los lemas de la Organización es “sin justicia social no hay justicia ambiental”.
«En Argentina Blas y sus compañeros inscriben su militancia en el contexto local: “no es lo mismo hablar de un ambientalismo desde Europa que hablar de un ambientalismo desde acá, donde es muy necesario linkear el ambiente con una desigualdad muy grande, con una pobreza alta.»
En nuestro país los Jóvenes por el Clima han impulsado varias leyes que se promulgaron. Entre ellas, la ley de educación ambiental y la declaración de emergencia climática. “Se trabajó mucho también en una ley que está cajoneada que es la ley de humedales”, dice, y cuenta que otra que vienen apoyando junto a los cartoneros es la Ley de Envases con Inclusión Social.
El barrio y el bondi
Hasta los 14 Blas vivió en el cruce de dos pasajes de Floresta, el Boeri y el Trieste. Recuerda que cuando se cortaba la luz “era salir y encontrarse con todos los vecinos en la puerta, y en Navidad era ir a la esquina donde armaban una mesa, se escuchaba música y había fuegos artificiales”. Ahora Blas vive a tres cuadras de la Plaza Banderín, cursa el CBC de Ciencias Políticas y lo contrataron en el Centro Cultural Recoleta para trabajar en un programa destinado a adolescentes.
Las vivencias del barrio contrastan con otras sensaciones que a veces lo envuelven en esta ciudad: “Me subo a un bondi que tardó en venir, lleno de extraños, o me subo a un subte, y siento que todos vamos como el caballo que tiene su mirada fija adelante y no distingue nada más. Pero cuando uno se frena puede ver que sigue habiendo en Buenos Aires mucho de lo vecinal, de lo comunitario”. “Capaz no nos damos cuenta pero ahí está, y hay que laburar en eso”, dice Blas, convencido de que “si no estamos peor que como estamos, es porque somos varios todavía los que pensamos en lo colectivo.” ♦
Jóvenes por el Clima
Web: www.jovenesporelclima.com
Instagram: @jovenesporelclimarg