En su valija, Natalí guarda un muñeco al que llama Tilo que emula un bebé de verdad, una mama de plástico y otra tejida al crochet. También hecha en crochet lleva una boquita con lengua que al moverla con los dedos, como un títere, ayuda a visualizar el movimiento de succión; tarjetas de cartón con dibujos que muestran a mujeres amamantando en distintas posiciones, un sacaleche, un recolector de leche, un chupete y un neceser con variadas herramientas. También guarda en la valija su ambo y un cuaderno donde vuelca la información que cada madre le va dando durante la consulta y escribe el plan de acción que llevarán adelante.
Natalí se encontró con la puericultura cuando nació su primer hijo, que ahora tiene ocho años. Amamantarlo de entrada no fue tan sencillo como esperaba: “Al prenderlo a la teta las primeras veces se me agrietaron los pezones. Y yo, en vez de dejarlos tranquilos e implementar otras técnicas, me saqué pielcita y se me hicieron grietas profundas que me costó curar. En ese proceso me ayudó mucho una puericultora que tenía una disposición inmensa hacia lo que me estaba pasando, tanto en lo físico como en un sostén muy profundo y lindo. Con su ayuda, a los pocos días el problema se solucionó. Mi hijo no necesitó mamadera, no necesitó complemento, creció enormemente con la lactancia materna.” A Natalí le resultó tan importante el acompañamiento y la información que recibió de su primer “pueri”, que se dijo “esto tengo que seguir repartiéndolo”. Y a los pocos meses comenzó a estudiar puericultura.
La calidad de la alimentación, dice Natalí, es uno de los pilares por los que defender la lactancia materna. El otro es el vincular, la conexión que provoca en la díada que forman la mamá y el bebé.
¿Quién se ocupa de la madre?
“Los embarazos son seguidos por obstetras, lo postnatal inmediato es seguido por distintos profesionales médicos en los hospitales o clínicas, al bebé luego lo sigue el pediatra. Pero, ¿de la mamá quién se encarga? De su cuerpo, de lo que le pasa con la lactancia, de lo que siente… Las pueri también estamos ahí”, dice Natalí.
Es habitual que el motivo de consulta sea una dificultad en el acople del bebé a la teta. En esos casos, el trabajo de la puericultora es brindar a las mamás herramientas para que la lactancia empiece a ser placentera, sin dolor. “La lactancia no tiene que doler”, asegura Natalí.
Pero cualquiera sea el motivo de consulta “lo primero es la escucha”. Antes que nada, Natalí busca conocer a la mamá, a su bebé y la historia previa: “¿Cómo vivió el embarazo? ¿Cómo estuvo el parto? Es sumamente importante esta información para nosotras porque a través de eso armamos cada consulta. No es que yo vengo con un estereotipo de consulta y lo vuelco en la mamá. La vamos armando en el ida y vuelta. Le digo ¿qué te parece si hacemos esto o lo otro?” Natalí repite que en su acompañamiento busca ofrecer “un sostén profundo”, no queda en lo que le pasa hoy a la mamá. “Así lo viví yo y así lo entrego”.
Trabajar con personas
Como profesión de base, Natalí es Maestra de Educación Especial. Ejerce como docente en una escuela de Floresta a la que concurren chicos con discapacidad intelectual. Y en todos los recovecos de tiempo que encuentra atiende consultas de mamás con bebés.
Ambos oficios tienen en común, dice Natalí, el servicio y la mirada hacia el otro. “Yo no trabajo con máquinas, frente a mí siempre tengo a un Otro al que miro, al que acompaño, con el que me expreso con claridad para que me comprenda”.
Natalí vive frente a la plaza Don Bosco, en Monte Castro. Con un hijo de ocho y una hija de cinco, la plaza es como el patio de su casa. “Me gusta mucho el barrio, ahora con un poco más de edificios pero siguen prevaleciendo las casas bajas. Siempre es muy lindo caminar por acá”, dice.
Si su trabajo de maestra la lleva a Floresta, la puericultura la lleva a Devoto: el centro de maternidad y crianza para el cual trabaja, Mamiland, está en José Pedro Varela y Desaguadero. Y muchas veces Natalí va a dar charlas o atender consultas en su sede.
Una profesión en busca de legitimación
El título de las puericultoras no está regulado por una ley que les permita, por ejemplo, recetar. Su labor no es un oficio reconocido en el área de salud. Hace muchos años se viene luchando por lograr ese espacio, dice Natalí, y últimamente tuvieron un avance importante: la provincia de Buenos Aires promulgó una ley que habilita su presencia en hospitales y clínicas.
La promoción de la lactancia materna que estas profesionales llevan adelante no es nueva. Lo que sí es una novedad de las últimas décadas es la lucha contra las multinacionales “que promueven la leche de fórmula como si fuera lo mismo y no lo es. Sí alimenta, sí el bebé va a crecer igual, pero no es lo mismo”, dice Natalí con vehemencia.
— ¿Qué diferencia hay entre la leche materna y la de fórmula?
— Si vos miras a través de un microscopio la leche materna vas a ver células en movimiento, es un fluido vivo. Y está diseñada por la mamá para ese bebé en ese momento. No es lo mismo una leche de una mamá con un bebé prematuro de 36 semanas, de 34 semanas o de 32 semanas que la leche de la misma mamá para el mismo bebé si nace en la semana 40. El cuerpo sabe que el bebé es prematuro y que tiene otros requerimientos. Entonces es un fluido que cambia en composición durante la misma mamada y cambia también a través del tiempo. La leche de fórmula es estática, es un alimento hecho en un laboratorio.
Si hay que alimentar a un bebé con fórmula porque no hay otra posibilidad, obvio, sin dudar lo apoyamos. Pero también decimos que no es lo mismo. Es muy fácil recetar una fórmula que se compra en una farmacia, pero laburemos en la lactancia materna que es el único alimento en toda la vida de las personas que es puro, que no tiene manipulación alguna.
— Y es gratis.
— ¡Y es gratis! ¡Totalmente! Es anti-mercado la leche materna, por eso hay tanta leche de fórmula dando vueltas y tanta propaganda. Eso, si hablamos de alimentación. Además está el valor del vínculo que se genera entre una mamá y un bebé al dar la teta. Tiene que ver con cuestiones hormonales, químicas, de sensaciones placenteras, de amor. Oxitocina dando vueltas por todo el cuerpo de los dos.
Natalí Pacanowski
Asesoría Integral en lactancia materna
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