Floresta y Vélez: reclamos y estrategias del comercio barrial

Más allá de la generalidad de las “ventas planchadas”, quienes tienen comercio sobre Segurola reclaman el arreglo de veredas y un mayor control vehicular.

«La principal preocupación que tiene el comercio barrial es que la gente se quedó sin dinero. Hoy estoy facturando lo mismo que el año pasado. Exactamente la misma plata, y me dicen que tengo suerte”, arranca a contar Jorge Alessandrini, propietario de la óptica Segurola.

Y sigue: “También está el tráfico sobre Segurola, que es un desastre con la doble fila no solo por la carga y descarga de mercadería de los supermercados, sino por todos los que dejan así el auto para comprarse un kilo de pan. Por acá pasan tres líneas de colectivos, y nadie controla ese flujo de tránsito”. Desde Séptimo Varón, Alejandra Sousa coincide cien por ciento con el diagnóstico: el consumo planchado como primer problema –“la gente viene con poco efectivo, o trata de pasar la tarjeta como puede”, dice-, seguido por el tránsito imposible y la dificultad para estacionar. Ambos colocan en tercer lugar a las veredas rotas.

“Hace más de 15 años que se había votado en el presupuesto participativo la mejora de toda la zona comercial, el trabajo incluía, como en Jonte, la mejora de veredas pero también la incorporación de luminarias más bajas para el transeúnte, bancos y bicicleteros. Pero en todas las cuadras de Segurola, desde por lo menos Juan Agustín García hasta César Díaz las veredas están rotas. Y no se hizo ningún tipo de embellecimiento como el que sí se encaró en otros centros comerciales”, advierte Alessandrini.

Desde la Cámara de Comerciantes, Profesionales e Industriales de Floresta y Vélez Sarsfield su presidente Jorge Rodríguez refiere que “son todas problemáticas que plantea el comerciante y van más allá de atender el propio negocio y decir ‘vendo o no vendo’. Por eso nuestra idea es aportar todo el conocimiento que fuimos ganando en estos años para que nuestros más de 300 socios se sientan contenidos”.

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Desde el local a la calle sobre Segurola 1231 (donde brindan capacitaciones e incluso talleres abiertos a la comunidad), Rodríguez señala que a pesar de los reclamos hay cuestiones que no han avanzado. “Presentamos al Gobierno de la Ciudad un proyecto para implementar acá los ‘cajones azules’ para ordenar el estacionamiento, porque la doble fila en Segurola es histórica y, por algún motivo que desconocemos, la policía no se mete con el control vehicular. Pero nunca nos respondieron, y tampoco la Comuna lo fogoneó”, dice en relación al sistema que prevé que los vehículos de carga y descarga de mercaderías tengan en cada cuadra espacios exclusivos marcados con una línea punteada azul.

“Promovemos que la gente compre en el negocio del barrio, un lugar cercano al que puede ir caminando. Es lo opuesto al paradigma que por ejemplo impera en Estados Unidos, donde la gente va al gran centro comercial en auto y se abarrota de cosas en un supermercado.

En cambio la vida de los polos barriales como el nuestro está muy ligada al ocio, pero para que eso funcione hay que proveerle a la gente lugares de contención, como banquitos, bicicleteros y sombra en verano. Acá siguen faltando intervenciones visuales para que tengamos ese lugar de paseo que queremos”, sostiene.

Jorge Rodríguez, presidente de la Cámara de Comerciantes de Floresta y Vélez. (Foto tomada en el brindis de fin de año 2019 que la Cámara de Comerciantes ofreció a los vecinos y vecinas.

“Segurola es Segurola”

Cuenta Rodríguez que desde que Rivadavia era el “Camino Real” Segurola se constituyó también como avenida, ya que era la única calle que tenía un puente sobre el Maldonado. “Jonte es Jonte y Segurola es Segurola. Jonte es más para comprar ropa, Segurola más gastronómica”, define el perfil de la arteria que funciona como el eje principal del comercio de la zona, complementándose con Carrasco e incluso con Rivadavia, donde la Asociación está con ganas de empezar a poner más el foco.

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La entidad extraña los eventos a cielo abierto que sobre la misma Segurola se hicieron en 16 oportunidades, desde 2010 hasta 2017, cortando la avenida desde Magariños Cervantes hasta el colegio Peña. “Y una vez llegamos hasta Camarones -recuerda Rodríguez-. Empezamos el 25 de mayo de 2010 con la excusa del Bicentenario: Floresta también tuvo su fiesta del Bicentenario. Convocábamos a emprendedores del barrio, que llegaron a ser 300, y venían también bandas de música. Fue una época en la que vivimos muchos episodios de inseguridad y nuestra idea con esos eventos fue, en vez de encerrarnos, salir a ganar la calle”.

Pero la fiesta debió suspenderse cuando el Ministerio de Espacio Público porteño empezó a aumentar la cantidad de requisitos para organizarlo, y según señala Rodríguez “la anterior Junta Comunal no nos apoyó para nada, de hecho nos cajonearon un pedido que presentamos”. “No les interesaba. Era un evento que tenía lugar los domingos, no competíamos con el comercio tradicional ni generábamos problemas al barrio”, dice y revela que sí han tenido acercamientos con los integrantes de la nueva Junta. “Hay buena predisposición -observa-. El tiempo dirá”. ♦

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