La Dra. Gladys Ferrucci habla rápido y con vehemencia: tiene un mensaje urgente que dar. Ella es la jefa del vacunatorio del Hospital Zubizarreta y observa con preocupación los pequeños frascos de vidrio llenos de las vacunas que no se están aplicando. “Tener todas estas dosis acá, en la heladera, y que se venzan porque la gente no viene, la verdad que es desesperante”, afirma, revelando una realidad que envueltos en la temática del Covid la mayoría ignora.
Durante la pandemia la aplicación de las vacunas de calendario se redujo en un 50 %. Sin embargo, los vacunatorios continuaban abiertos, a la espera de que la población se acerque, y al día de hoy la afluencia todavía no se ha normalizado. “Muchos bebés que nacieron durante la pandemia no recibieron ni las dosis de los dos meses, ni la de los cuatro, ni la de los seis ni ninguna. Yo soy infectóloga infantil y estoy viendo patologías graves en los chicos por no estar vacunados”, subraya.
“Muchos bebés que nacieron durante la pandemia no recibieron ni las dosis de los dos meses, ni la de los cuatro, ni la de los seis ni ninguna. Yo soy infectóloga infantil y estoy viendo patologías graves en los chicos por no estar vacunados”
Todo el calendario
Lo repite cuantas veces sea necesario: “Es importante que además de concurrir a aplicarse la vacuna contra el covid, la población no se olvide de las otras”. En el vacunatorio del Zubizarreta cuentan con todo el espectro de vacunas que el calendario nacional prevé: para embarazadas, para niños y niñas, para adolescentes, para adultos jóvenes y para adultos mayores, para inmunocomprometidos y para el personal de salud. “Es necesario que la población sepa que las vacunas no son nada más para los más chiquitos o para las personas grandes, no, hay esquemas para las distintas edades y en el hospital tenemos todas”, detalla.
¿Cuántos adultos saben que tienen que repetir la aplicación de la vacuna contra el tétanos cada diez años? Quienes no lo han hecho corren serio riesgo en caso de cortarse con un metal oxidado, clavarse una astilla o incluso al ser rasguñados por su mascota. La toxina del tétanos puede ingresar al torrente sanguíneo con este tipo de heridas. ¿Y la vacuna de la hepatitis B? Quienes nacieron antes del año 2000 no cuentan con esa protección dentro de las vacunas recibidas en la infancia.
Es común escuchar a la gente comentar, cuando se habla del coronavirus: “¿Ya te vacunaste?” “A mí me dieron Astrazeneca”. La Dra. Ferrucci desearía que esa misma escena se repita en conversaciones sobre las demás vacunas: “Yo siempre digo lo mismo, cuando te juntás con tus amigos a tomar una cerveza, preguntales: ¨che, ¿vos te vacunaste contra la hepatitis B? ¿Te vacunaste con la triple viral? ¿Te vacunaste con la del tétanos? ¡Andá al hospital!¨.”
“Yo siempre digo lo mismo, cuando te juntás con tus amigos a tomar una cerveza, preguntales: ¨che, ¿vos te vacunaste contra la hepatitis B? ¿Te vacunaste con la triple viral? ¿Te vacunaste con la del tétanos? ¡Andá al hospital!¨.”
De dónde vienen esos frasquitos
Antes que una vacuna sea incorporada al calendario nacional, un comité técnico se encarga de recabar toda la información disponible sobre ella, investiga las estadísticas del país en cuanto a la enfermedad a tratar, analiza cuál sería la población objetivo, cuál la cantidad de dosis y el desembolso económico para el Estado. Argentina realiza la compra a través de un programa llamado “corredor de vacunas” de la OPS (Organización Panamericana de la Salud) que les vende a los países gran cantidad a menor precio. Luego, el comité técnico envía a los vacunatorios toda la información acerca de cómo será la aplicación. “Es una red que funciona muy ágilmente y muy bien hace muchos años”, afirma la Dra. Ferrucci, y agrega: “La cadena de frío está recontracontrolada, nos hacen auditorías, no es que actuamos solos”.
Sin embargo, para que el círculo cierre, falta que la población haga su parte. “Una cosa es tener las vacunas y otra cosa es que la población venga a vacunarse”, insiste. Si el temor a contagiarse fuera un motivo para no acercarse al vacunatorio, es importante saber que esa zona del hospital, llamada área verde, es “más segura que un bar o un estadio”, dice la Dra. Ferrucci. “No hay posibilidad de que la gente en este lugar se contagie. Se hace triage en la entrada, todos ingresan con tapabocas, se les toma la temperatura, se ponen alcohol en gel. Y luego de vacunarse se retiran por un patiecito, que es al aire libre hasta la salida.”
Todas las vacunas son gratuitas y aunque no se cuenta con el carnet de vacunación, de todos modos en el vacunatorio la aplicarán. Tampoco se necesita orden médica. Una novedad interesante es que las vacunas que se apliquen en vacunatorios públicos próximamente aparecerán cargadas en la app Mi Argentina; ya no será necesario conservar el comprobante en papel.
“A partir del Covid comprendimos que al vacunarnos no solamente nos protegemos a nosotros mismos, sino también a todos los que nos rodean”, finaliza la Dra. Gladys Ferrucci. Y una vez más, enfatiza: “Necesitamos que todas las personas que caminan por la calle estén protegidas, las vacunas están a disposición”. ♦
Vacunatorio del Hospital Zubizarreta
Dirección: Chivilcoy y Nueva York
Horario: Lunes a Viernes de 8 a 13 y de 13:30 a 15:45