El club está impecable. Reluce el piso renovado, brillan las paredes recién pintadas, y resplandecen también las miradas de Norma y Silvio, cuando un vecino cruza la reja negra y entra al Federal. Se adivina la sonrisa radiante abajo del barbijo cuando lo reciben. Es que este club deportivo y cultural debió cerrar ni bien iniciada la pandemia y recién ahora, dieciséis meses después, vuelve al ruedo.
Una corriente de aire fluye entre el salón de baile de adelante y el gimnasio del fondo. Ventilación cruzada mediante, inicia la clase de Choi kwan do infantil. Ocho nenes y nenas mantienen la posición que el profe Lionel les enseñó, se concentran y esperan la orden para la acción, calzando sus guantes previamente sanitizados.
Lionel Godoy se dedica al Choi kwan do “desde siempre”. La comunicación virtual permitió una frágil continuidad de las clases durante los primeros meses de la pandemia, luego la plaza Monte Castro sirvió como lugar de encuentro. Lo bueno de aquello fue que mucha gente que se detenía a ver lo que estaban haciendo, después quiso sumarse. Así crecieron los grupos que ahora vienen al Federal.
Una hora después, terminada la clase de los chicos, llegan los practicantes adultos. Derribar al oponente requiere ciertas modificaciones de los movimientos habituales en este arte marcial, para mantener la distancia que la pandemia impone. Pero así y todo, los alumnos están felices de poder volver al club. “En diciembre cumplo 70, ya tengo las dos dosis de la vacuna y la verdad que venir acá me hace muy bien”, afirma uno de ellos.
Tramites y remodelaciones
El club habrá estado cerrado, pero Norma Almaras y Silvio Mattano en estos dieciséis meses no pararon. Quien sea parte de una asociación civil sabe lo engorroso que resulta cada trámite, quien sea parte de la conducción de un club, sabe las dificultades que implica sostenerlos en pie. Solo el amor a la causa empuja a seguir adelante. En esa lucha, contar con la ayuda estatal es fundamental. El subsidio que recibieron de Nación, llamado “Clubes en obra”, sumado a aportes personales, les permitió cubrir el costo de la remodelación.
“En estos meses renovamos los baños y a la terraza la hicimos transitable”, cuenta Norma, y agrega: “ahora tenemos un espacio para clases al aire libre y estamos esperando que pase el frío para inaugurarlo”. También el buffet está listo: las hornallas preparadas para calentar el agua, el horno a punto para cocinar las empanadas. El fuego se encenderá apenas se habiliten las milongas, los shows, las fiestas, los encuentros.
Salsa para vivir
Viviana se enteró de las propuestas que tenía el Federal a través de Instagram y se anotó para tomar clases de salsa. En el salón suena la música caribeña mientras la alumna cuenta: “Estamos aprendiendo la técnica individual del baile, todavía no podemos practicar en pareja, pero de todos modos nos acomodamos bien”. “Tenemos señalada la ubicación para cada bailarín en el piso y cada uno hace su paso; somos alrededor de ocho personas frente al espejo, todas con barbijo”, detalla Ariel Ortellado, el profesor de salsa.
Viviana dice que está pensando anotarse también en las clases de Choi kwan do, para aprender defensa personal. Es que la oferta de actividades de este club de Monte Castro es variada y tentadora: Rock and roll, baile americano, danza jazz, iniciación deportiva para chicos, yoga, ubound, kickboxing, boxeo, bachata y folklore.
Hacia adelante
Con paciencia y optimismo, en el Federal esperan que con las nuevas aperturas se reactive la movida cultural. “Quisiéramos a fin de año retomar las milongas y el teatro, que la gente del barrio se acerque, y sobre todo los jóvenes, que hagan suyo este lugar”, dice Silvio. Así que millennials y centennials, ya saben: ¡queda hecha la invitación!
Club Federal Juniors:
Sanabria 2125 (y Álvarez Jonte)
Instagram: @clubfederaljuniors
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