Villa Devoto guarda entre sus calles un verdadero edén: la Escuela de Floricultura y Jardinería Juan O. Hall. Esa casa de estudios –verde, repleta de vida, surcada por canteros de flores y senderos arbolados– se despliega en un predio de cerca de 12 mil metros cuadrados delimitados por José Cubas, Bahía Blanca y Fernández de Enciso, divididos por la calle Habana.
La Escuela es la única subsede de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, y ahí se desarrollan dos áreas: una de carreras técnicas (donde se dictan, por ejemplo, las Tecnicaturas Universitarias en Jardinería y en Producción Frutihortícola) y otra de cursos de capacitación dirigidos a todo público.

La oferta se puede consultar en www.agro.uba.ar: ahí, en la sección “Cursos y diplomaturas” y junto con otras propuestas de la facultad, aparece el listado completo de capacitaciones con el detalle de programas, aranceles, días y horarios de cursada. Algunos de los títulos son “Diseño de balcones, terrazas, patios e interiores”, “Jardines verticales”, “Labores de jardín y manejo de plantas en maceta” y “Tus primeros pasos en la huerta”.
Ernesto Giardina, el ingeniero agrónomo que desde hace 12 años comanda la institución, defiende la solidez de la formación que ofrece. “Muchos de nuestros egresados empiezan enseguida a trabajar como jardineros. Claro que siempre se puede seguir aprendiendo, pero en la escuela brindamos herramientas muy importantes”, sostiene.
Para el director una de las claves del éxito de la afluencia de público a estas carreras y cursos tiene que ver con ese “imán” que representa la naturaleza. “El día que aprendamos que también nosotros somos parte de ella vamos a ser muy felices”, reflexiona y advierte sobre el maltrato que demasiadas veces le damos.
— ¿Qué sería, en jardinería, “maltratar el recurso”?
— “Por ejemplo: cuando trabajás demasiado el suelo con la pala o con la azada. Algo así como ‘manosearlo’ en exceso con la bandera de que querés preparar una buena cama de siembra o trasplante. A veces no nos damos cuenta y cometemos el error de aniquilar la vida que hay en el suelo”, dice. Y prosigue con otro caso: “Si en vez de tirarlo a la basura usáramos un balde de diez litros roto como maceta, tenemos la posibilidad de tener una plantita de tomate, y al lado otra de albahaca, y al lado una más de caléndula: un sistema maravilloso. Claro que no es lo mismo el suelo que el balde roto. Pero al balde roto lo usaste para algo. Y si no, no tenías nada”.
Enamorarse de la naturaleza
Entre los jardines de la Escuela surge un camino bien particular: un sendero de palmeras que quedó intacto de la construcción original y por donde han pasado figuras como el príncipe de Gales, Torcuato de Alvear y Federico Lacroze, quienes iban a tomar el té en medio de los invernáculos con el inglés Juan O. Hall, propietario de esa quinta.

Hall era “un empresario enamorado de la naturaleza” –así lo describe Giardina– que en 1936 donó este predio a la Universidad de Buenos Aires con el fin de que creara una escuela para jardineros, que en ese entonces era lo más parecido a una escuela de artes y oficios.
“El rectorado tardó doce años en comprender la cláusula testamentaria –relata el director–, porque lo primero que hizo fue una escuela de botánica. Hall ya había fallecido. Pero por suerte tenía tres albaceas, y uno de ellos insistió en que lo que el empresario quería era una escuela para jardineros, que finalmente pudo arrancar como tal en 1948. En su pequeña oficina (que da al jardín), Giardina tiene colgado un cuadro de Hall que logró rescatar detrás de un mueble.
“Como todas las delegaciones y subsedes de la UBA, ésta también tiene su vida propia –relata–. Y por supuesto: hoy tenemos, además, un problema de presupuesto. Pero a la vez pienso que lo humano está por delante de lo presupuestario. Y por más difíciles que resulten los tiempos, algo siempre se puede hacer”. “El espíritu de muchísima gente dentro de esta Escuela es muy noble”, asegura y cuenta cómo, un sábado por mes, la comunidad de la institución –estudiantes, docentes, egresados– se encuentra a trabajar junta en esos jardines”.
“Yo siempre dije que, si la Facultad de Agronomía es la ‘República de Agronomía’, un país aparte por la cantidad de verde y la posibilidad de estudiar en medio de la naturaleza, esta Escuela es directamente el paraíso”, concluye.
Escuela de Floricultura y Jardinería Juan O. Hall
Dirección: José Cubas 3888
Teléfono: 5287-1000 / 1005
Instagram: @escuelahall