“En Monte Castro nunca nos damos por vencidos”

Edición 2018 de “Emprender”.  El último viernes de septiembre tuvo lugar el encuentro que busca inspirar a chicos que cursan quinto año del secundario a través de charlas con emprendedores. Organizó la Asociación de Comerciantes, Industriales y Profesionales.

Es difícil hablar desde el mundo adulto a los adolescentes. En parte por una cuestión generacional, pero también porque quienes tienen más años han sido educados en un paradigma que implicaba la idea de algo acumulativo, progresivo, ascendente. Y aunque desde ese lugar se siguen repitiendo frases como “estudiá para tener trabajo”, “cuidate para tener salud” o “casate para ser feliz” lo cierto es que ya no necesariamente funcionan, porque hoy ese paradigma es otro. Ni peor ni mejor. Otro. Salir del aula, contar experiencias y mostrar oportunidades puede ser una vía interesante para lograrlo. Y eso es, justamente, lo que intentó la Asociación de Comerciantes, Industriales y Profesionales de Monte Castro en la octava edición de “Emprender Monte Castro”, un encuentro en el que creadores de diferentes proyectos relataron sus historias y aprendizajes frente a un público heterogéneo pero principalmente integrado por jóvenes, en este caso estudiantes de quinto año del Comercial 33 y el Instituto San Rafael.

En el Club Federal Juniors -Sanabria casi Jonte- Daniel Tigani abrió el juego hablando sobre salirse del paradigma y mirar de otros modos, “separándose de lo que todo el mundo ve, incluso el qué dirán”. El director Ejecutivo de CIMBRA (Cámara Industrial de la Motocicleta, Bicicleta, Rodados y Afines) advirtió que “es mentira que un emprendedor es solo un tipo al que en un garaje se le ocurrió una idea de 300 millones de dólares. No se trata simplemente de inventar algo o hacer un negocio que nadie hizo antes, también se puede ser un emprendedor dentro de una compañía generando cuestiones innovadoras y enfrentando problemas de todos los días con una actitud diferente”.

Tigani relató que en el primer día de la carrera de ingeniería un profesor desafió a los alumnos a responder para qué sirve un ingeniero. “Y la respuesta no fue otra que encargarse de los problemas -señaló-, porque es para lo que estamos: para resolver las cuestiones que vayan presentándose. Si somos buenos, lo haremos con la menor asignación de recursos posible. Pero lo que cuenta es que estamos siempre del lado de las soluciones”. De acuerdo al experto hay algo que forma parte del núcleo duro del carácter emprendedor: empezar a leer las necesidades de los demás para entrever luego cuál es la mejor forma de solventarlas. “Después eso se puede establecer en una profesión. Y a veces incluso monetizarse”, concluyó.

Estudiantes del Comercial 33 y del Instituto San Rafael escuchando las experiencias de los emprendedores, en el salón del Club Federal Juniors.

 

Acompañarse entre pares

“Año a año venimos mejorando este encuentro con más organización y mejores oradores. Y lo que vemos es que los chicos se enganchan, prestan atención, algunos toman nota o se quedan conversando con los emprendedores”, dice el secretario de la Asociación de Comerciantes de Monte Castro, Marcelo Martín. “Nuestra idea -refiere- es tener contacto y generar un semillero de jóvenes que puedan continuar con esto que venimos llevando a cabo en el barrio”. En cuanto a las dificultades que plantea el contexto socioeconómico, Martin nota que el obstáculo mayor está en el acceso al crédito, tanto por los requisitos que piden como por los intereses que cobran. “De hecho muchos emprendimientos están trabados por este tema”, explica.

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Carolina Margariños, vicepresidenta de FECOBA (la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires), enfatizó en que para quienes se atrevan a emprender existen espacios de acompañamiento. “Pueden acercarse -alentó a los asistentes- porque tenemos grupos de jóvenes que pueden ayudarles. Y si hay algo seguro es que el camino resulta más ameno si uno se siente acompañado”.

Andrea Caruso es abogada y tiene un estudio jurídico en el barrio. “Ese es mi emprendimiento -contó-, donde trabajo hace más de 15 años. No tengo familia de abogados, así que tuve que empezar sola y más de una vez remarla en dulce de leche”. Andrea destacó cómo le cambió la perspectiva empezar allá por 2010 a formar parte del grupo de Jóvenes de Monte Castro. “Me gustaría dejarles la importancia de participar de este tipo de grupos. En mi caso pude aprender muchísimo de otras experiencias y otras disciplinas de las que me llevé unos conocimientos súper valiosos. Hay un montón de herramientas que desde las asociaciones de comerciantes pueden ayudarles a construir un proyecto exitoso”.

Acá no se rinde nadie

“A ver si los puedo inspirar a que se animen a fallar, porque eso puede ser también parte de lo divertido del camino del emprendedurismo”, lanzó Tomás Chernoff, que con solo 25 años comanda una empresa de impresoras 3D. Con poco más de 20 años Chernoff había arrancado tres proyectos en simultáneo: el de una productora audiovisual con drones, la fabricación de palitos de selfies y el de la impresión 3D. “Y al principio estaba atando tuerquitas solo, pero después fue fundamental encontrar un equipo de gente que tuviera unos valores parecidos a los míos. Porque uno solo nunca va a poder llegar demasiado lejos”.

Su exposición, por momentos muy divertida, se centró en todo aquello que fue aprendiendo, pero más que nada en la forma en la que fue afinando el olfato para captar las necesidades de distintos públicos. “Por momentos se ponía complicado. Las máquinas fallaban y me quedaba dormido al lado de las impresoras cuando había trabajo importante que hacer. Capaz en un rincón del comedor había alguno de los chicos del equipo volando un dron que le daba con un aspa a una cortina, venía mi vieja y le pegaba con un palo”, confesó agregando que “es difícil cuando tu casa es también tu oficina y lugar de reunión”.

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Chernoff es un convencido de que cuando hay una buena idea, la falta de dinero nunca puede ser un limitante. “Hay gente que tiene plata y todo el tiempo está buscando jóvenes con proyectos interesantes. Por eso hay tantas convocatorias de emprendedurismo y concursos para presentar ideas”, sostuvo. “Estar empleado de algo que a uno no le gusta mirando el reloj para ver cuándo llega la hora de irse es una cárcel que no le deseo a nadie”, afirmó. “Y es más: esas ocupaciones van a ser pronto reemplazadas por robots, así que ni hace falta preocuparse por el hecho de que ‘alguien tendrá que hacer ese trabajo’. Piensen que ustedes pueden ser los que desarrollen la solución para eso. No es tan difícil”.

Enzo Expósito (presidente de FECOBA Joven), María Cristina Ribaudo (presidenta de la Asociación de Comerciantes de Monte Castro), Belén Lombardi (presidenta de Jóvenes Emprendedores de Monte Castro) y Damián di Pace (periodista) se encargaron de cerrar el encuentro que finalizó con la proyección del corto “El loco de los perros”, que con la dirección de Hugo Lescano se produjo el año pasado con la participación de vecinos y en el marco del Programa El Barrio cuenta su Historia. Luciano Capristi, autor de la idea del film y periodista, advirtió que “en este contexto social y político, más que nunca se trata de animarse a emprender y a decir, ya que aún tenemos la posibilidad de filmar con el celular, subir lo que hacemos a las redes y darnos a conocer”. Capristi anunció también que desde la Asociación de Comerciantes se estará lanzando muy pronto una radio, con lo cual se encuentra abierto a escuchar ideas “si alguien anda con ganas de hacer un programa”.

Lescano, que además es integrante de la Fundación Directores Argentinos Cinematográficos (DAC), retomó algunos de los conceptos de la jornada subrayando que más allá de la idea abstracta de emprender “la salida nunca es individual” y en el hecho de que, sin desconocer la preocupante situación social del país -y tal como dice el propio protagonista del Loco de los Perros- “en Monte Castro nunca nos damos por vencidos”. ♦

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