Al entrar en la escuela Jorge Donn la música y el olor de la parrilla nos envolvieron. La alegría se sentía en el aire: festejaban el 50 aniversario de la institución y, luego de años de lucha, haber conseguido su edificio propio. Hasta hace pocos días, esta escuela de danzas compartía el espacio con la de cerámica Fernando Arranz. Pero ahora eso cambió.
Para celebrar la gran noticia la cooperadora organizó una peña. Números de danza, música folclórica y mucha pero mucha gente. Alumnas, alumnos, docentes y familias llenaban la pista al ritmo de la chacarera, mientras otros compraban en el buffet y, tras bambalinas o en un aula vacía, algunos otros se preparaban para el show, ensayando su baile o su zapateo.
“Bienvenidos a nuestra escuela”, se leía escrito con fibra en un pizarrón. Y bajo la frase había pegados cientos de cuadraditos de post-it en los que alumnas y alumnos habían volcado los sentimientos que este cambio les despierta: emoción, alegría, orgullo, libertad, hogar, felicidad pura.
Por un edificio propio
Anabella Ibáñez hizo el secundario en la Jorge Donn. Luego, cursó el profesorado en la Universidad Nacional de las Artes y volvió a la escuela de danza de Versalles, hace ya 18 años, como profesora de nivel medio. La docente cuenta que en donde hoy tienen su edificio antes estaba el campo de deportes de la escuela y que la obra avanzó y se frenó repetidas veces, tanto por responsabilidad gubernamental como por la pandemia. Incluso, familias de la comunidad presentaron amparos ante la Justicia. Entre todo, fueron más de 20 años de reclamos hasta poder ver la obra terminada, y en todo ese tiempo docentes y alumnos se manifestaron de las formas más ingeniosas, como bailando en el Obelisco o frente al Ministerio de Educación.
“Cuando la escuela compartía el edificio con la Arranz, era común que las clases se cancelen: muchas veces íbamos a dar la clase y encontrábamos que las aulas ya estaban ocupadas, porque no alcanzaban para todos”, dice Natalia Franchi, docente del profesorado y coordinadora del postítulo. Hoy, ese incordio cotidiano ya es historia: “ahora hay un espacio que nos espera y aloja”, reflexiona. Natalia es Maestra Nacional de Danzas, egresada de la Nelly Ramicon, otra de las escuelas públicas de danza de Caba; luego obtuvo una beca para la SUPSI (Universidad de la Suiza Italiana), donde egresó como Master in Art en la Accademia Teatro Dimitr; y hace siete años que da clases en la Jorge Donn. El aula donde charlamos con ella luce impecable, recién estrenada, como el resto del colegio.
Estudiar en la Escuela Jorge Donn
El nombre completo de la institución es “Escuela Superior de Educación Artística en Danza Nº 2 Jorge Donn”. La bautizaron así en 1998. Dice Anabella que el nombre del famoso bailarín fue elegido «en reconocimiento a su tenacidad: representa a alguien que se formó en Argentina, luego viajó a Europa sin dinero, logró insertarse en compañías de primer nivel y ser una figura conocida en todo el mundo”.
La escuela ofrece las siguientes instancias formativas:
- Nivel Medio. El título es de «Intérprete en danza» y pueden elegir entre cuatro orientaciones: Danza Clásica, Danza Contemporánea, Danzas Folclóricas Argentinas y Tango. La cursada es en dos turnos: en un turno se cursa el bachiller común y en el otro la especialidad de danzas. Además, las y los egresados de otras escuelas secundarias que quieran estudiar intérprete de danza folclórica y tango, pueden cursar la especialidad en el horario vespertino.
- Nivel Terciario. La formación es de Profesor Superior de Danza, también con las cuatro orientaciones. Se cursa en el turno vespertino.
- Pre-iniciación a la danza. Es un espacio de formación para chicos y chicas de ocho a doce años. Funciona en el turno vespertino.
- Postítulo. Especialización Docente de Nivel Superior en Danza Teatro Comunitaria. Está destinado a egresados del profesorado y tiene una duración de dos años. Esta formación, creada en el 2022, propone un cruce interdisciplinario entre la danza, el teatro, la danza comunitaria y el teatro comunitario, sobre todo en lo referente a la exploración del cuerpo y sus recursos expresivos. ¿Por qué comunitario? “La mirada comunitaria tiene que ver con pensar otras maneras de construir la danza, no como algo hegemónico y elitista, sino como un lugar para todos y todas”, dice Natalia, coordinadora de postítulo.
Entre la sensibilidad y la técnica
Ni el género ni la edad ni el cuerpo son un impedimento para aprender danza, esa es la ideología que hoy comparten las y los docentes. Así lo expresa Anabella: “Cualquier persona con cualquier cuerpo puede bailar y las docentes apostamos a eso. Cuando nosotras éramos estudiantes nos evaluaban con una nota si cumplíamos o no con el objetivo de tener el cuerpo adecuado para la danza. Y a las que no lo cumpían, se las apartaba o se buscaba que modifiquen su alimentación. Nosotras fuimos criadas en ese modelo, pero eso ya no existe, ni lo permitiríamos”. De todos modos, Anabella reconoce que aunque desde la escuela no exista la presión por el cuerpo perfecto, hay estudiantes que sufren por no corresponder con el modelo ideal instalado por los medios de comunicación. En esos casos «en la escuela estamos atentas para intervenir y ayudarlas si notamos que se están haciendo daño», dice.
¿Cómo repercute el contexto social? Natalia describe cómo lo están viviendo en el terciario: “El contexto actual es complejo y sobre todo para los jóvenes. Cuando ponemos el cuerpo en movimiento, aparecen las emociones y los pensamientos, la danza permite también expresarnos y compartir experiencias colectivas. Y actualmente entre los estudiantes hay algunos que perdieron el laburo, otros que no llegan a fin de mes, la sensación es que hay como una angustia generalizada y eso repercute en todos y en todas indefectiblemente.”
Así y todo, el equipo docente procura sostener la calidad educativa y humana. Sigue habiendo lugar para preguntarse por los sueños.
¿Cuál es el ideal de bailarín y bailarina que buscan formar? Dice Anabella: “Intentamos que la danza de nuestras alumnas y alumnos sea lo más sensible posible y a su vez lo más rigurosa posible desde lo técnico. Además, favorecemos lo grupal por sobre una danza individualista. Cuando armamos las puestas en escena reforzamos lo colectivo, les damos herramientas para que puedan ayudarse si alguien se pierde, valoramos la colaboración entre todas y todos por sobre la competencia». ♦
Escuela Superior de Danza Nº 2 Jorge Donn
Murature 5095 y Lope de Vega
Instagram: @danzas2jorgedonn