Muros vestidos con antiguas fotografías de equipos de fútbol que dejaron su huella en una cancha en la que ahora pequeñas niñas se deslizan hábilmente durante una clase de patín artístico. Un buffet en el que el teléfono no para de sonar, posiblemente a causa de las empanadas que han sabido ganarse una reputación destacada en el barrio. Un enorme gimnasio equipado para todo tipo de entrenamiento. Un salón de fiestas, escenario de carnavales y celebraciones, incluso de obras de teatro protagonizadas por la gran China Zorilla. Recovecos, escaleras, vestuarios. Rincones que parecen contar historias.
Años atrás
“Todavía pasaba el carro del lechero cuando este club nació”, dice Amadeo Ricart, el presidente, quien presume de ser “el segundo socio más antiguo vivo”. Su memoria se remonta a 1935, año en que la Asociación Vecinal de Fomento Edilicio y Cultural El Alba fue inscripta en registros oficiales. Era la número 45 en integrar esa lista, tan pionera fue.
“Todo era campo y los muchachos se quedaban jugando a las bochas hasta tarde… hasta el alba”, recuerda el socio vitalicio. De ahí el nombre del club y de ahí también el color de la camiseta: “verde botella, porque los muchachos le daban con todo”, bromea.
Fútbol sin agresión
Con el paso del tiempo la sociedad de fomento fue retrocediendo y creciendo la actividad deportiva, con el fútbol como principal aglutinante.
Amadeo, que de los dirigentes históricos era el que tenía la vista puesta en equipos y partidos, siempre se preocupó porque la violencia no tuviera lugar. Arduo trabajo, según cuenta: “Los adultos muchas veces esperan que los chicos sean Maradona, les gritan, los presionan y consiguen que en vez de divertirse, la pasen mal jugando un partido”, dice, y recuerda la vez que echó del club al DT del equipo visitante por maltratar a un jugador. “Le gritó ¨¡Ud. no puede jugar al fútbol, salga!¨. Esperé al entretiempo y lo encaré, le expliqué que no permitía eso en mi club, y como el tipo me discutía le dije que se tenía que ir. Se armó un lío bárbaro porque atrás de él se retiró todo el equipo y la Liga nos sancionó a nosotros”.
El centro de jubilados
Había otro dirigente histórico que hacía dupla con Amadeo, se llamaba Fortunato Panzitta y fue presidente por treinta y dos años hasta su fallecimiento, en 2021. Mientras Amadeo se entusiasmaba con el fútbol, Fortunato tenía su corazón en el Centro de Jubilados.
Ayudado por su amigo, logró que los del fútbol cedieran su pretensión de que el club fuera solo deportivo y en 1988 los adultos mayores pudieron hacer del Alba también su lugar de reunión.
Teresa De Genaro es la actual presidenta del Centro de Jubilados y recuerda las comidas en las que se juntaban ciento cincuenta socios, en tiempos de abundancia y sin miedo a contagios.
“El encierro por la pandemia a la gente mayor le ha hecho mal. Además, muchos socios han fallecido y a otros se lo han llevado los hijos”, se lamenta.
Sin embargo, poco a poco van retomando las actividades. Pronto iniciarán clases de teatro y están a la espera de que el Gobierno de la Ciudad les mande a una profesora de gimnasia y PAMI a la del taller de la memoria.
Viajar en grupo es otro convite que comparten: “El año pasado fuimos a Carlos Paz y este año hicimos dos quintas”, apunta Teresa, esperando que pase el frío para retomar las salidas.
Desde el buffet
Entrar al Alba supone un paso obligado entre las mesas del buffet, un poco por eso es ahí donde late el corazón del club y otro poco por Romina Maida y Sebastián Di Giacomo, la pareja atrás de la barra, responsables de la gastronomía, pero también de la coordinación de las actividades deportivas y el alquiler del salón para eventos.
Hace tanto que trabajan en el día a día del club que dicen conocer a todos los chicos. “Por ahí los pibes de ventipico que vienen a alquilar la cancha por la tarde, son los mismos que venían a jugar baby cuando tenían cinco”, da cuenta Romina de la familiaridad que los une con los socios.
En este tiempo el Alba cambió mucho. Romina y Sebastián junto a la Comisión Directiva fueron artífices de ese cambio.
“Necesitábamos ganar espacio, entonces en la terraza construimos dos gimnasios, uno de 300 m2 y otro de 60”. Gracias a estos gimnasios el club sumó nuevas disciplinas y atrajo nuevos socios, como el caso de patín artístico que suele convocar, según cuenta Sebastián, más de seiscientas personas en cada festival de cierre de año.♦
Club El Alba
Dirección: Joaquín B. González 2469
Teléfono: 4568-8864
Instagram: @clubelalba
Actividades deportivas: Baby Fútbol / Futsal Senior / Patín artístico / Taekwondo / Entrenamiento Funcional / Cross Fit / GAP / Calistenia / Boxeo / Pilates / Gimnasia aérobica / Alquiler de cancha.
Actividades culturales: Centro de Jubilados
Alquiler del salón.
Buffet.
(*) Foto de portada: Romina Maida. Hace diecinueve años está a cargo del buffet y la coordinación de las actividades deportivas de El Alba, junto con su marido Sebastián Di Giácomo.