Una de las cosas buenas que nos trajo la recuperación de la democracia, hace cuarenta años, fue la creación de numerosos espacios culturales distribuidos en toda la ciudad. El Programa Cultural en Barrios –tal el nombre de esta política pública- fue desde el día uno un facilitador de la felicidad comunitaria.
Con una variada oferta de talleres gratuitos permitió que, a través del arte, las vecinas y vecinos se encontraran, aprendieran, se divirtieran, dibujaran, cantaran, tocaran instrumentos, actuaran, debatieran, bailaran juntos.
El Baldomero Fernández Moreno fue uno de los primeros centros culturales del Programa. Fue inaugurado el 29 de septiembre de 1984 y su historia tiene mucho que ver con la de este periódico, porque en su Taller de Historia Barrial, charla va charla viene con otros vecinos, a Enrique Lifschitz se le encendió la chispa que lo impulsó a crear el Vínculos Vecinales.
La fiesta aniversario
El Baldomero, como la mayoría de los espacios del Programa Cultural en Barrios (PCB), funciona en horario vespertino en el edificio de una escuela pública. En su caso comparte las instalaciones con la Rosales, la primaria lindera a la plaza Udine (o para los amigos, Plaza Banderín), en Mercedes 1405, Floresta.
En el gran patio cubierto de la escuela, el lunes 30 de septiembre la comunidad del Baldomero se reunió para celebrar sus cuarenta años. Entre números de flamenco, de folclore, de lecturas de poesías del autor de los 70 balcones, Vínculos Vecinales habló con algunos docentes. Las palabras “lugar de encuentro” y “disfrute”, estaban en la boca de todos.
Arte y cultura para todos los gustos
Marita Tuero, la profe de flamenco, tenía a su cargo la conducción del evento. Rol que le calzaba justo a su voz de locutora. Ella hace más de 20 años que da clases en el Baldomero.
– ¿Qué tiene de particular enseñar en un centro cultural del Programa Cultural en Barrios?
– MT: La gente que viene acá tiene un lugar donde compartir. Yo a mis alumnas no les exijo que hagan a la perfección las coreografías porque no vienen a buscar eso. Quiero que disfruten, me gusta brindarles lo que yo sé de flamenco y siento que en el disfrute de ellas disfruto yo también.
La bailaora Marita Tuero se formó en el Club Deportivo español y luego estudió con maestros reconocidos. Ella además es cantante de copla española y de flamenco.
Aunque los talleres del Centro Cultural no forman profesionales sí son un semillero, “sirven para abrir la puerta a una curiosidad y después a quienes les interesa profundizar, van a buscar esa formación en otro tipo de escuelas”, dice Marita. Y ese fue el caso de Natalia Suárez, la profesora de Teatro para niños y Juegos teatrales. “Mi primera formación fue en estos centros culturales cuando era pequeña –dice Natalia– después estudié en Andamio 90 e hice la carrera en la EMAD, la Escuela Metropolitana de Arte Dramático”. En el Baldomero, Natalia tiene a cargo dos grupos: uno de 6 a 9 años y el otro de 10 a 12.
– ¿De qué se tratan tus clases?
– NS: La primera parte del año nos dedicamos a trabajar la expresividad, la concentración, el ritmo y fomentamos también el trabajo en grupo. Los chicos inventan historias que presentan a sus compañeros, y después reciben de ellos una devolución. Entonces también aprenden a observar desde el rol de público. Y en la segunda mitad nos abocamos a preparar la muestra de fin de año, que por lo general se basa en alguna película o algún clásico del teatro universal que yo adapto.
La profesora de teatro pone el foco también en la tensión entre la situación laboral y el compromiso que sienten los docentes del PCB: “Más allá de que nuestros contratos siempre fueron muy precarios, de que el pago es pésimo, a mí me gusta seguir defendiendo estos espacios porque si no hubiera profesores no existirían. Nosotros somos los que sostenemos, en parte, estos lugares.”
Recién llegada de Salta, donde dirigía el ballet oficial de tango y folclore, Alejandra Barbosa se incorporó al Baldomero hace un par de meses, reemplazando a una profe que se jubiló. Fue bailarina del Ballet Nacional durante muchos años, además de asistente coreográfica.
– ¿Qué están aprendiendo en el taller de folclore?
– AB: Empezamos con una danza que se llama el “bailecito”, del norte argentino. Es una danza que se baila con pañuelo, donde hay mucha conexión y juego entre el compañero y la compañera; rítmicamente es muy alegre. Después vimos el “gato encadenado”, que se llama así porque hacemos una cadena de ocho compases. Se baila en círculo, de a dos parejas. En folclore se trabaja mucho en grupo, estar atentos a dónde está el compañero, la conexión, mantener la distancia, no solamente con el que bailo sino el que está al lado. Así que mi aspiración por ahora es esa, fortalecer el vínculo entre el grupo y obviamente que disfruten el baile.
Para los interesados en mover las cuerdas vocales en lugar de las caderas, el Baldomero ofrece un taller de radio, conducido por Luciano Capristi, director de Radio Monte Castro y Licenciado en periodismo por la Universidad de Avellaneda.
– ¿Cuál es la propuesta del taller de radio?
– La idea del taller es que todos puedan hacer radio con los elementos que tengan, ya sea “radio abierta” con un micrófono y un parlante hasta grabar un podcast y desde el celular subirlo a Spotify. Ahora dimos un paso más e incorporamos el streaming, que son las nuevas plataformas que transmiten por YouTube y le suman imagen a la radio. Si bien no tenemos el equipo necesario en el aula, como estamos muy cerca de Radio Monte Castro las prácticas más gruesas las hacemos allá. También trabajamos la oratoria, la respiración y la dicción al leer en voz alta.
El taller de radio es nuevito, se incorporó hace dos años en la oferta del Baldomero, sumándose a otros que ya son clásicos. Por ejemplo, el de Cine-debate, que coordina el profe Carlos Pierangeli. Durante los años previos a la pandemia, el grupo se reunía en el centro cultural a ver una película, ahora cada uno ve la película en su casa y se juntan a debatir.
“Charlamos de cosas muy importantes, algunas que no hablamos ni con la familia, sobre psicología, sobre filosofía. Por supuesto también sobre la técnica y el lenguaje cinematográfico. Siento que la pasamos muy bien, por lo menos yo como profesor la paso muy bien y he conocido mucha hermosa gente que a lo largo de los años ha venido a este taller”, dijo el profesor, micrófono en mano, al público presente en la celebración.
La placa y el aplauso
“Alumnos, docentes y equipo de conducción donan esta placa al cumplirse 40 años de su inauguración. CENTRO CULTURAL BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO. 29/9/1984 – 29/9/2024.” Con una flor violeta adornando su margen superior, la flamante placa amurada a una pared del edificio fue descubierta en el marco del festejo por María Casco, la directora del Baldomero.
– ¿Qué significa para vos el Centro Cultural?
– MC: Para mí el centro cultural significa cultura para todos. Y estoy muy emocionada con esta celebración. Nuestro trabajo es abrir las puertas a los vecinos todos los días, cuidar que se sientan cómodos más allá de la actividad que vienen a hacer, tener un vínculo con ellos, ellos con los profesores. ¡Re amigos salen de aquí!
– Este año los centros culturales denunciaron que la nueva gestión del gobierno de la Ciudad estaba cerrando talleres, temían que quisieran desfinanciar el PCB. ¿Cuál es la situación ahora?
– MC: Específicamente el Baldomero, a principio de año tuvo recortes de talleres. Reclamamos a la gerencia operativa y la respuesta fue buena. Hace dos meses esos talleres fueron devueltos. De todos modos, estamos en la lucha para que la cultura no decaiga, esperamos que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires siga apoyándonos.
El Baldomero ofrece actualmente 24 talleres. Funciona de lunes a viernes de 18 a 21 horas y los sábados de 10.30 a 12.30 hay un taller de folclore avanzado. Las inscripciones se abren cada año entre febrero y marzo, tanto online (en la página del GCBA) como presencial. “Que vengan los vecinos que acá estamos para brindarles cualquier información”, dice la directora.♦
C.C. B. Fernández Moreno
Dirección: Mercedes 1405
Instagram: @cculturalbaldomero