Como si de magia se tratara, los skaters llaman “trucos” a sus piruetas sobre ruedas. Y para quienes quieran aprenderlas, en Monte Castro hay una escuela donde las enseñan.
Cada sábado la cancha de Fútbol 5 del Club Defensores de Cervantes se viste de Skate Park. Por las bandas convertidas en pistas los skaters avanzan al ataque y saltan las rampas, llegan al área y el entusiasmo de poder hacer el truco se equipara a la satisfacción de convertir un gol.
La escuela se llama A Chantar, una expresión de la jerga de los skaters que signfica “andar”. El nombre lo eligió Pepe, su director. Él tiene 42 años y comenzó con este proyecto hace once. Enseñaba primero informalmente en la Plaza Riccheri (frente al Shopping de Devoto), luego llevó su escuela a varias instituciones del barrio hasta que en el 2018 se asentó en el Defensores de Cervantes.
“Lo primero que enseñamos es la posición de los pies, porque eso es fundamental para conseguir una postura correcta”, explica Pepe y agrega: “también es importante la calidad de los materiales, un skate de juguetería dificulta el aprendizaje”.
Vale aclarar que la escuela cuenta con skates y accesorios de seguridad para prestar a los chicos y chicas que los necesiten.
Una vez que los pies están bien ubicados sobre la tabla, “lo primero que buscamos es que los chicos anden solos”. “Avanzadas las clases comenzamos con los trucos, primero el más básico, que se llama Ollie y se trata de saltar un objeto”, detalla el docente.
“Con el skate podés andar por la ciudad solo todo un día o pasarte la tarde con amigos en una pista y siempre va a ser bueno, siempre va a ser divertido”, Pepe describe el sentimiento que este deporte despierta y la solidaridad que liga a los skaters: “Por ahí te viene saliendo todo mal, no lográs hacer ningún truco, pero si en un minuto ayudaste a alguien a que le saliera lo que quería hacer, ya tu día cambia, pasa a ser una victoria”.
Esa hermandad da un tinte amistoso incluso a las competencias en los torneos profesionales: “Siempre hay buena onda con el contrincante, no lo ves como un enemigo al que vencés, sino como a un amigo que está haciendo lo mismo que vos”.
También los torneos en su escuela tienen esa impronta. Semanas atrás realizaron uno entre alumnos en el que los premios fueron sorteados, no se los llevó el que obtuvo el primer puesto. De este modo buscan fomentar la auto-superación en lugar de la competencia entre pares.
Aprender y enseñar
En la vida de Pepe hubo hace años un profesor que supo entusiasmarlo. “Le decían ¨el Barba¨, trabajaba enfrente de mi casa. Tenía una comiquería en un local de la galería de Cuenca y Tinogasta, adonde yo iba seguido. Ahí pegamos buena onda, él vio mi energía y me dijo que tenía que andar en skate”. “Casi sin conocerme me enseñó y me incluyó en su grupo de amigos cuando yo tenía 17 años”.
Todas las enseñanzas del Barba ahora Pepe las transmite a los alumnos y alumnas de la escuelita. Pero eso no tiene nada especial, dice: “transmitir lo que te enseñaron es lo que hace cualquier skater”, resalta otra vez el espíritu fraterno de los integrantes de esta cofradía.
Todos los profesores de la escuela “A Chantar” son ex alumnos, que aprendieron a enseñar. Esto no es un detalle, porque según el director “es muy fácil andar en skate, pero es muy difícil transmitirlo”.
La escuela tiene hoy un plantel de catorce profesores y casi doscientos alumnos, que van desde los más pequeños de dos o tres años hasta adultos de cincuenta. Cada docente se encarga de enseñar a pequeños grupos, de no más de cinco personas.
– ¿Qué le dirías a alguien que está pensando en arrancar?
– Le diría que, si quiere divertirse y pasar un buen rato con amigos, éste es el lugar. Y como consecuencia, va a terminar andando en skate. Acá buscamos que se diviertan, y tarde o temprano, salen andando re zarpado – asegura el director.♦
Escuela de Skate A Chantar
Dirección: Cervantes 1736
Instagram: @escuelitaachantar