«¿Saben lo que tienen que hacer si se cruzan con una situación de trata?”, les pregunta Yanina Basílico a unos setecientos cadetes de la policía federal unas semanas antes de recibirse. El jefe de la fuerza y el jefe de la división de trata escuchan la pregunta junto a los futuros uniformados, enmarcada en una capacitación que llevan adelante miembros del equipo “No a la trata” del episcopado argentino.
“Eso de que hay que esperar 48 horas después de la desaparición de una persona para tomar la denuncia no corre más y en las charlas es algo que les machacamos; también les insistimos en la cuestión legal: es importante que ellos entiendan que la trata es un delito federal y ellos como policías federales no pueden hacer como que acá no vi nada”, cuenta Yanina sobre el contenido de esas capacitaciones. Ella es voluntaria de la agrupación Acción Católica y como tal está involucrada hace años en la lucha contra la trata.
Acerca del delito
La ley que prohíbe la trata de personas, la 26.842, estipula cinco finalidades que pueden ser consideradas distintas formas de este delito: además de la explotación sexual y laboral, menciona el casamiento forzoso, la pornografía infantil y la venta de órganos.
Si se tiene conocimiento o sospecha de un caso de trata hay un número de teléfono oficial para denunciar: el 145. Las llamadas son atendidas por personal de rescate del Ministerio de Justicia de la Nación y derivadas a la Protex (la procuraduría de trata y explotación de personas) dependiente del Ministerio Público Fiscal. Allí trabaja Lucas Pisarello. Él es abogado y parte del equipo responsable de encausar esas denuncias:
“Nosotros las analizamos y evaluamos qué decisión tomar. Puede ser que consideremos que no hay delito y entonces se archive, puede ser que querramos investigar nosotros antes de judicializarla o bien puede ser que por una cuestión de urgencia –que exista riesgo para la víctima – decidamos enviarla directamente al juzgado o a la fiscalía federal que corresponda.”
La lucha desde Santa Rita
El joven abogado vive justo frente a la parroquia Santa Rita y hace doce años que es miembro activo de su comunidad. Yanina Basílico también es del barrio y está en la iglesia hace veintitrés.
A veinte cuadras de la parroquia está el hospital Álvarez y en sus alrededores se ubica una de las llamadas zonas rojas. Hay otra un poco más allá, sobre avenida Alberdi. El centro comercial de Avellaneda, también cercano, nuclea cantidad de talleres textiles y se sabe que en muchos de ellos hay casos de trata de personas con fines de explotación laboral. “Con esa realidad convivimos y decidimos hacer algo concreto, entendiendo que la iglesia tiene que estar cerca de su comunidad”, se posiciona Lucas y agrega: “además nos estamos haciendo eco de la postura sentada por el papa Francisco cuando dice que la trata de personas es la esclavitud del siglo XXI”.
En el 2018, el por entonces párroco de Santa Rita, Luis Constantino, impulsó este espacio dentro de la Iglesia destinado a combatir la trata. Yanina y Lucas se sumaron aportando su experiencia personal. “Lo que intentamos es visibilizar el tema, poder concientizar a la comunidad y que se sientan parte, que lo dejen de ver como algo que no les incumbe”, explica Yanina. La intención es sumar a personas que compartan este mismo objetivo “desde una óptica lo más interdisciplinaria posible”.
“Salir de puta”
El afiche de la película muestra de fondo el torso de un cuerpo de mujer desnudo en un plano muy cercano en el que se pueden ven los poros y distinguir las marcas de la ropa sobre la piel. La cuenta de Instagram @santuariosantarita posteó el flyer acompañado de una invitación: “La Pastoral José del Santuario Santa Rita te invita a debatir juntos sobre qué es la trata de personas luego de ver el documental ¨Salir de Puta¨ dirigido por Sofía Rocha”.
La proyección fue un domingo frío de octubre en el amplio salón de eventos que está al lado de la iglesia. La película inicia con imágenes de una marcha feminista, pañuelos verdes en las muñecas, cantos en contra del patriarcado.
En su trama hilvana historias de mujeres que se consideran trabajadoras sexuales con otras que se reconocen en situación de prostitución. El debate entre quienes piden la reglamentación –para poder entre otras cosas jubilarse algún día– y las abolicionistas –que dicen que reglamentar la prostitución es legitimar la explotación– se extiende a lo largo de la película.
“Hay que diferenciar la trata de la prostitución. El ejercicio de la prostitución no está prohibido, no es igual a la trata, pero quienes estamos todos los días en este ambiente sabemos que atrás de los prostíbulos, atrás de los que operan los cabarets, hay explotación y hay trata”, afirma Lucas en el debate luego de la proyección, explicando por qué ellos apoyan la postura abolicionista. Y agrega: “El germen de esto es la vulnerabilidad. Las personas que viven en una situación de desamparo están mucho más expuestas a ser víctimas de los tratantes”.
Una iglesia abierta
Que una parroquia proponga proyectar y debatir “Salir de puta” rompe estereotipos, contrasta con el universo simbólico que identifica al catolicismo. Lucas reconoce esta tensión, sin embargo la desestima: “Excluir a las personas por sus decisiones de vida no es parte del Evangelio. Nosotros creemos que una iglesia abierta a su comunidad puede dar estos debates y no por eso deja de ser iglesia. Y desde una postura más social nos parece positivo debatir estos temas y enriquecernos con todas las visiones”.
Las capacitaciones a los cadetes de la policía federal y la proyección de este documental son dos acciones que forman parte de un mismo objetivo: explicar qué es la trata de personas.
También dan charlas en colegios en las que, dice Lucas, buscan plantear a los adolescentes qué podemos hacer como sociedad. Agrega Yanina: “por ejemplo esa costumbre de que hay que llamar a una prostituta para que el hombre se inicie o que en una despedida de soltero tiene que haber prostitutas: por más que parezca algo antiguo sigue sucediendo. Eso hay que empezar a cambiarlo de a poquito con jornadas de concientización. Que nuestros jóvenes sepan que si consumen prostitución son parte de que esto suceda. Para que haya oferta tiene que haber demanda, sino no existe”.
El Santuario Santa Rita se ofrece también como punto de referencia ante un posible caso de trata. Si alguien necesita ayuda o quiere hacer una denuncia pueden acercarse a la secretaría y allí los pondrán en contacto con este equipo especializado.♦
Santuario Santa Rita
Dirección: Camarones 3443
Instagram: @santuariosantarita