Muchas veces Mechi viajó al interior del país envuelta en el ambiente del folclore. Muchas veces se encontró en guitarreadas del norte, del centro, del este y el oeste. Y fue en una de esas veces, en la fiesta riojana de la Chaya, que se dijo: “no quiero tener que venir a La Rioja o a Córdoba o a Santiago del Estero para que esto suceda. “Yo soy porteña, quiero que esto pase en mi lugar”. “Esto” era la gente compartiendo sus cantos folclóricos y a través del canto creando un espacio de pertenencia. Cuando Mechi pensó eso estaba comenzando el 2024. “La pregunta que me hacía –dice– era cómo resistimos desde la cultura independiente la apuesta a la disgregación; yo siento que solamente lo logramos si nos mantenemos juntos y juntas”.

Folclore de pies a cabeza
Primero fue el baile, cuando a los 26 agarró un pañuelo por primera vez. “En mi primer viaje con amigas a Jujuy un día en una peña me sacan a bailar y yo no entendía nada, nunca había bailado en mi vida. Me divertí mucho y me puse muy mal por no conocer eso”, cuenta Mechi. Volvió de ese viaje y buscó dónde aprender danzas folclóricas en Buenos Aires. Fue de un centro cultural a una peña, de la peña a un club y del club a tomar clases en una escuelita creada por la bailarina Florencia Vijnovich llamada “Folklore de pies a cabeza”, donde ahora, años después, es profesora.

“A partir de ahí me empezaron a convocar para dar clases en peñas”, dice, y así llegó a La Termomecánica, una antigua fábrica de Villa del Parque reconvertida en centro cultural. La “Termo” inauguró en 2023 y ese año Mechi dio clases de folclore en el lugar, que queda a dos cuadras de la casa de su compañero Pablo.
En la correntada
También fue viajando que Pablo se encontró con el folclore. “Saliendo de la adolescencia hice mis primeros viajes a Uruguay, después a Bolivia, a Perú, a Colombia. Uno no sabía bien a dónde se metía cuando le decían Bolivia, pero era una aventura. Y estando ahí descubría que en realidad uno es parte de algo más grande y que hay cosas que te diferencian y cosas que te identifican con la cultura boliviana, con la cultura peruana. Encontré como un espejo que me llevó a valorar más todavía lo que ya estaba empezando a vislumbrar que era mi palo, que es el folclore.”
Pablo es guitarrista, cantante y compositor. Integra el grupo folclórico Correntada, que lleva más de dos décadas tocando y también organizando peñas. “Para el músico de folclore el armar espacios para tocar es algo que es parte del trabajo, y así fue como llegué yo a la organización”, dice.
Pablo recuerda cada una de las direcciones de Villa del Parque en las que vivió, menciona calle y numeración de todas: la primera que habitó con su familia, la que se mudaron después, la que tuvo cuando se independizó y la actual, que heredó de su abuelo, en Arregui y Bolivia. Ahora en su lista se sumó otro mojón barrial: la dirección del centro cultural donde hace un año organiza con Mechi peñas y sobremesas.

Sobremesas para cantar
“La Termomecánica es muy grande, tiene lugar para cobijar”, dice Mechi. Le gusta que sea así y que sea en un barrio “bien barrio”, no Palermo, no San Telmo, no Almagro o Caballito. Los vecinos que se acercaron le reconocieron que “no había espacios acá donde suceda esto”. Lo que soñó Mechi en La Rioja se materializó a lo largo del 2024 el segundo domingo de cada mes.
Cada encuentro lo abre Pablo tocando para romper el hielo. “La idea es que el resto suceda en el llano”, dice el músico, y se explica: “Cuando la gente termina de comer sacamos los micrófonos, sacamos la consola, tiramos todo para el fondo. Convocamos a los que vinieron otras veces y están más duchos ¨che, tocate un par de temas¨, y más adelante en el evento se animan los que vienen por primera vez.»
«Tratamos que esas barreras que surgen entre los que recién llegan y los que ya tienen más experiencia y los que estamos organizando se rompan y haya una gran ronda, un espacio donde todos los instrumentos estén sonando y que salga tal canción, ¨zamba por vos¨, bien, te miro a ver en qué tono y te sigo, y viene otro con el bombo… Eso pasa a veces y es lo que queremos incentivar, que sea una cosa lo más compartida posible y donde haya el menor protagonismo para que el protagonista sea el encuentro”.
En el lugar hay instrumentos a disposición y hay quienes llevan los propios. Nunca faltan guitarras, bombos, cajones, charangos. En cada encuentro se juntan “amigos peñeros” y vecinos que se van enterando con el boca a boca.
Cuenta Mechi el gusto que le da recibir a gente mayor que se mezcla con los de su entorno de la danza y las peñas, que son gente más joven. “Hay jubilados, jubiladas que vienen en grupos y son de los que más yo siento esa gratitud, esa devolución”, dice, y agrega: “También por ahí vienen mamás con bebés que te dicen ¨salí porque la verdad ya no sabía qué hacer con la nena, mi marido está trabajando¨, o a veces un papá que viene con chicos ¨hoy me tocó estar con la nena o el nene y vengo acá y es algo que compartimos¨.”
Mechi se queda pensando en lo que sucede durante una sobremesa cantada y reflexiona: “Sentimos que hay ahí una olla con un montón de ingredientes, ¡que se pueden hacer tantas cosas!”
Peñas para bailar
El mismo dúo de organizadores se encargan de las peñas de «La Termo» que también tienen una frecuencia mensual: repiten el primer viernes del mes. Dice Pablo que las peñas son una propuesta más tradicional, a diferencia de las sobremesas “no se intenta romper la asimetría entre el músico que toca y la persona que baila porque no es necesario para que suceda lo que tiene que suceder en las peñas, que es que la gente baile y el músico toque”.
Para arrancar la peña, Mechi da una clase de danza. Después toca Pablo y a continuación se presenta una banda invitada, que muchas veces está integrada por vecinos músicos. Siempre se trata de folclore bailable, “porque ese es el espíritu de la peña”, dice Pablo.
A partir de febrero La Termomecánica abre su agenda del 2025 en febrero. A partir de ese mes volverán las sobremesas para cantar y las peñas para bailar.
La entrada de las sobremesas es a la gorra, con un precio sugerido de 3000 $ “a modo de retribución no excluyente”, dice Mechi, la idea es que todo el que quiera ir pueda hacerlo. La peña tiene una entrada de 3.500 $ para asegurar el pago a los músicos de las bandas invitadas.
La Termomecánica
Dirección: Bolivia 2329
Contactos de Instagram:
@mechi.pelle
@cesario.pablo
@sobremesas.cantadas
@la.termomecanica
Me podés explicar más sobre cómo funciona? No termino de entender. Es una peña y se invita a engancharse a bailar y cantar?
Como es la comida? Venden ahí? La lleva la gente?
Se puede ir una vez tipo «a comer y mirar y ver si nos gusta?
Hola!! Te comento: yo fui y no canto ni toco ni bailo. Solo fui a mirar con mis hijas. Comimos algo ahí te venden pizza empanadas y nose si algo más. Te recomiendo que si estas en duda vayas.. la verdad es muy lindo lo que se genera.
Después también hacen peñas pero es otra la movida!