Una visita a la Escuela Técnica N° 35 de Monte Castro

Especializada en automotores y computación, la escuela Eduardo Latzina ofrece una educación secundaria basada en el "saber hacer", heredera de una tradición industrial que fue transformándose al ritmo de los cambios sociales.

Más de 1.100 estudiantes cursan durante las mañanas y las tardes en esta escuela de Monte Castro que ocupa casi una manzana. Otros 300 lo hacen en el horario vespertino. Entre los tres turnos trabajan unos 500 docentes y no docentes. Además, en su edificio funciona el Centro de Formación Profesional 41, que recibe a unos 300 estudiantes adultos más.

En el 2026 la escuela cumplirá 75 años y todo en ella -su estructura edilicia, su mobiliario, las máquinas- hablan de un proyecto de país que se soñaba industrializado. Fue fundada en 1951 como “escuela fábrica” y los egresados eran operarios de la especialidad de automotores. De todos modos, no tardó mucho tiempo en cambiar su título por el de “Técnico en automotores” y en 1957 egresó la primera promoción.

Treinta años después, con el auge industrialista en retirada, las escuelas técnicas sumaron nuevas orientaciones menos «duras». En el caso de la Técnica 35, a mediados de los 80 incorporó la orientación de Técnico en Computación.

El taller: el tesoro de las técnicas

Una particularidad de las escuelas técnicas es el sentido de pertenencia que tienen sus egresados. Eso se refleja en que una gran cantidad de estudiantes son la segunda o tercera generación de su familia que viene a la escuela, y también en que muchos de los docentes son ex alumnos. Sin ir más lejos, ese es el caso del actual rector, Javier Campagna, y del vice, Carlos Salvarrey. Con ellos conversó Vínculos Vecinales sobre el presente y la historia de la Técnca 35 Eduardo Latzina.

De izquierda a derecha: Javier Campagna (rector), Carlos Salvarrey (vicerrector) y el jefe de taller.

¿En qué se destaca la formación académica que ofrece el colegio?

— Javier Campagna: La columna vertebral de la escuela técnica es el taller, el lugar donde la adquisición de conocimientos se relaciona directamente con el hacer. Para la criatura de 13 años que ingresa, cuando arrancan los talleres en marzo es un momento muy importante. Llega un alumno o una alumna que no sabe hacer nada con el material y después de 12 o 14 clases se lleva a su casa un trabajo terminado, que en carpintería puede ser una repisa y en hojalatería una caja de herramientas. Eso es fuerte.

— Carlos Salvarrey: Cuando adquieren estas habilidades motrices y el saber hacer, al poquito tiempo los chicos vienen y te cuentan «le cambié el cable del velador a mamá”, “ayudé a mi papá a arreglar tal cosa”.

— J.C.: La diferencia de la escuela técnica respecto de otras modalidades yo creo que está en lo que pasa cuando nos juntamos a resolver algo. La técnica tiene por característica llevar adelante el aprendizaje a través de proyectos. Se plantea una situación problemática y uno dice «¿cómo resolvemos esto?» Esa conducta que empieza a gestarse en la persona después en la vida la va a seguir aplicando, se dedique o no a la técnica. Y es una tarea que se hace de manera colaborativa, donde los chicos pueden transversalizar contenidos de diferentes asignaturas.

Más mujeres en el taller

Tradicionalmente las mujeres estaban ausentes de las escuelas técnicas. ¿Actualmente qué lugar tienen?

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— J.C.: Nosotros tenemos una matrícula de alrededor de 15% de chicas. Y al contrario de lo que uno pensaría, en el ciclo superior la mayor cantidad está en automotores, no en computación. Hoy te diría que la mujer es alguien más dentro de la escuela técnica. En el acto del Día de la Memoria, al mirar a las docentes que estaban paradas acompañando el acto, me llamó la atención y le dije a la jefa de profesores: “cuando yo estudiaba acá todo ese plantel eran varones”. Ese día había solo dos varones, las veintipico de docentes restantes eran mujeres. El cuerpo de preceptores de la escuela son todas mujeres excepto tres varones. En el año 80 si te planteaban que iba a ser así hubieras dicho «nunca va a ser así y si lo es no va a funcionar”. Y te digo que funciona.

¿Este porcentaje de docentes mujeres se replica también en el taller?

— J.C.: No, tenemos seis o siete maestras de taller entre los tres turnos de la escuela. Digamos que son el mismo porcentaje de mujeres que en el alumnado. De hecho, nos surgen nuevas problemáticas: hace cosa de dos años nos plantearon estas maestras de taller tener un lugar donde cambiarse, porque hay un vestuario para los maestros pero no para ellas. Claro, eso no había sido tenido en cuenta antes porque no había maestras de taller.

Así y todo, la primera egresada de esta escuela es del año 67. No me imagino cómo habrá sido su tránsito, pero entiendo que fue una técnica destacada porque enseguida consiguió un puesto laboral de importancia en la fábrica de Renault en Córdoba.

Campamento escolar

La Técnica 35 tiene un predio en Villa Mascardi, a 30 km de Bariloche, que se lo cedió Parques Nacionales en el año 1961. Se llama “Campamento Suyai”. Hay construidas dos cabañas, una con diez dormitorios y otra con un comedor, una cocina y los sanitarios.

— J.C.: Todo fue hecho con el trabajo y el aporte de docentes y familias, sin un peso del gobierno. Todos los años llevamos a los grupos de estudiantes que quieran ir, de primero a sexto, para que estén en contacto con la naturaleza, con propuestas de actividades que los convocan a otras cosas que lo que hacen en un viaje de egresados.

— C.S.: Desde el día uno hasta hoy el éxito de estos campamentos radica en la voluntad de los profesores que acompañan, porque van todos ad honorem.

—J.C.: Y en proyectos como el del campamento se fueron generando vínculos entre las familias que a lo largo de los años enriquecen a la escuela desde otro lado.

Alcides Márquez y el taller mecánico del barrio

En el salón de actos hay una pared en la que cuelgan fotos de las distintas camadas de alumnos que fueron al Campamento Suyai. Sobre esas fotos se destaca otra de un señor mayor, Alcides Victoriano Márquez, que el rector y el vice reconocen como una persona fundamental en la historia de la 35.

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— C.S.: Era un enamorado de esta escuela. Él contaba siempre que pasaba con el colectivo cuando se estaba construyendo y decía “yo quiero trabajar ahí”.

— J.C.: Él se había recibido de maestro en el Normal Mariano Acosta, empezó a trabajar en otra escuela técnica y dice que ahí se enamoró de la educación técnica. Tomó la vicedirección de esta escuela en 1953 y la dirección en 1961. Fue el director hasta 1995, cuando se jubiló. Márquez era un ser excepcional. Él decía: «Yo no sé poner un clavo”. Pero tenía una capacidad de gestión y de liderazgo que hacía que la gente alrededor suyo esté contenta, sabía sacar el potencial de cada uno.

El rector trae una anécdota que pinta al personaje y la influencia que tuvo en la consolidación de la escuela:

— J.C.: La Comisión Nacional de Aprendizaje tenía a la escuela como sede de reparación de sus vehículos. Después del 55, cuando toma el gobierno la Revolución Libertadora, el que era el interventor de la Comisión, obviamente un militar, trae el auto suyo para reparar. A los pocos días le falla en lo mismo que se había reparado. Entonces manda una nota en la que le pide al vicedirector, que era el responsable del taller, que le pase los datos del responsable de la reparación. Alcides lo que hace es armar una lista donde pone su nombre, el del jefe de taller, el de los jefes de sección, el del maestro, el otro, el otro, el otro, una lista de 30 personas. Entonces vino el tipo acá y le dijo: «Escúcheme, ¿usted no entiende que me tiene que poner el nombre de la persona que arregló el auto? Alcides le contestó: “Mire, lo que se hace en el taller es un trabajo pedagógico y se construye desde el vicedirector hasta el ordenanza. Para que ese alumno aprenda el trabajo, tiene que tener al maestro, al jefe de sección, al jefe de taller y alguien que le limpie el baño para cuando necesite ir. Así que somos todos responsables de esa reparación.» Después de eso sacaron a la escuela como sede de reparación de los autos de la Comisión. Alcides se quedó preocupado, con qué iban a practicar los chicos. Entonces se reúne con el jefe de taller y le dice: «Escúcheme, ¿no le parece que esto mismo que hacíamos con la Comisión lo podemos hacer con los coches del barrio?» Y a partir de ese momento la escuela empieza a publicar en el diario que se hacía lo que se llamó «trabajos para terceros». Le dio el puntapié inicial a algo que hoy se conoce como «aprender trabajando», que lo instituyó el CONET a nivel nacional a partir de la experiencia de esta escuela. Ahora se sigue haciendo en ese marco.


Escuela Técnica N° 35 Ing. Eduardo Latzina
Dirección: Av. Lope de Vega 2150 / Baigorria 5360
Teléfono: 4567-5838
Web: www.tecnica35.com.ar
Instagram: @et.35.ing.eduardo.latzina

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