La escuela Ayrolo: un oasis para las personas sordas

La primera escuela de sordos de Argentina está en Villa Devoto. Tiene casi 130 años de historia y un palacio que le recuerda de dónde viene. Tres jóvenes estudiantes nos hablan de su presente.

La primera escuela de sordos de Argentina está en Villa Devoto. Tiene casi 130 años de historia y un palacio que le recuerda de dónde viene. Tres jóvenes estudiantes nos hablan de su presente.

La escuela Ayrolo: un oasis para las personas sordas

La primera escuela de sordos de Argentina está en Villa Devoto. Tiene casi 130 años de historia y un palacio que le recuerda de dónde viene. Tres jóvenes estudiantes nos hablan de su presente.

«Cuando estoy de vacaciones tengo ganas de venir al colegio». Esa frase la dijo Lucas, y expresa algo que no solo él siente. Tres jóvenes estudiantes nos recibieron en un aula luminosa una tarde de invierno. Lucas era uno de ellos: él tiene 29 años, vive en Lanús y algún día le gustaría ser pastor. También estaba Araceli, de 27, que vive en Pilar y piensa estudiar administración de empresas. Y Lourdes, de 20, ella es de José León Suarez y quiere especializarse en el cuidado de personas mayores. Los tres son sordos. Se conocen de esta escuela de Devoto, la Prof. Bartolomé Ayrolo.

Lucas, Lourdes y Araceli: tres estudiantes de la escuela Dr. Bartolomé Ayrolo.

Ellos hablaban con las manos y dos intérpretes de Lengua de Señas Argentinas nos traducían al español sus respuestas.

– ¿Por qué es tan importante para ustedes venir al colegio?

– Lucas: A mí me provoca muchas emociones. Tengo recuerdos de cuando era chico, cuando me costaba entender, me portaba mal, me distraía y las ideas no me quedaban. Pero igual me quería esforzar para tener un título. En un momento me cambié de escuela y tampoco se me hizo fácil. Después, me quedé un tiempo en mi casa sin ir al colegio. Empecé a asistir a una Iglesia en la que me explicaron que yo tenía que buscar algo para hacer: ahí volví a la Ayrolo. Este es un lugar diferente a todos y me provoca una emoción muy fuerte. Haber vuelto acá para estudiar y seguir aprendiendo es una forma de pensar en mi futuro.

– Araceli: Cuando yo venía de chica me encantaba prestarle atención a las señas, a lo visual. Ahora me gusta estar con mis compañeros, estudiar y aprender en los distintos talleres.

– ¿Sus familias saben Lengua de Señas?

– Lucas: Más o menos.

– Lourdes: Bastante poco.

– Araceli: Mis tres hijos saben. Como soy hipoacúsica algo puedo hablar, pero a veces ellos igual deciden comunicarse en Lengua de Señas.

El colegio es para ellos un espacio de socialización mucho más importante de lo que es para los estudiantes oyentes. ¡Acá pueden hablar con todos! Es el único lugar donde toda la gente a su alrededor conoce la Lengua de Señas, el único espacio sin barreras comunicacionales.

Para hacer un trámite, para atenderse en un hospital o ir a comprar algo, ellos necesitan un intérprete que los acompañe o buscar estrategias. Por ejemplo, Lourdes cuenta que si va a comprar ropa lleva anotado en un papel qué es lo que quiere para mostrárselo al vendedor. Conociendo esta barrera entre las personas sordas y las oyentes, en la Ayrolo ofrecen un curso gratuito de Lengua de Señas Argentinas para personas oyentes, abierto a toda la comunidad.

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La escuela Ayrolo tiene talleres de artes y oficios para adolescentes y adultos sordos. Lourdes participa del taller de computación.

Cómo funciona la escuela

Llegar a la escuela Ayrolo no es algo simple para muchos estudiantes que, como nuestros tres entrevistados, vienen de lejos. Para facilitar el acceso, el colegio ofrece a las familias de los más chicos (nivel inicial y primario) un transporte gratuito, que pueden tomarlo en diferentes puntos de la ciudad donde tiene paradas establecidas.

María Rosa López es la directora de la institución y cuenta un cambio fundamental en la mirada con que se aborda la educación de las personas sordas: “Desde hace 20 años que la escuela utiliza una lógica bilingüe, trabajando tanto con la lengua española como con la de señas. Previo a esto, la institución utilizaba la lógica oralista: mediante un paradigma médico se pretendía ¨rehabilitar¨ a las personas sordas para que hablaran”.

El primer contacto de los chicos con la escuela se da en el espacio de estimulación temprana, al que pueden asistir desde los 45 días. Luego le sigue el nivel inicial a partir de los dos años, y el nivel primario hasta séptimo grado.

Al llegar al secundario se abre un abanico de opciones para los estudiantes sordos. A los adolescentes la Ayrolo les ofrece hacer de visagra con otros colegios del barrio, como la Técnica 16 o el Comercial 11, con una intérprete de lengua de señas que los acompaña a las clases. También pueden cursar en el CENS (Centro Educativo de Nivel Secundario) N° 66, destinado a adolescentes y adultos sordos y que funciona en el mismo edificio de la escuela Ayrolo.

En paralelo, funciona un espacio de atención para chicos oyentes con trastorno del lenguaje.

Y a todo esto se le suma una amplia oferta de talleres: electricidad, cerámica, carpintería, herrería, gastronomía, tejido, manualidades, artes plásticas, tecnología, ritmo, danzas folklóricas, educación física, entre otros.

Lucas en el taller de carpintería.

El Palacio Ceci

La Bartolomé Ayrolo no es solo una escuela para personas sordas e hipoacúsicas. Es una institución centenaria arraigada en la historia de la autodenominada “comunidad sorda”. Queda muy cerca de la Plaza Arenales, en el corazón de Villa Devoto. Allí se levanta el Palacio Ceci, una joya arquitectónica de estilo entre renacentista y barroco, una construcción de principios del siglo XX que a partir de 1938 se convirtió en la sede de la escuela.

– Araceli: Tengo el recuerdo de subir por las escaleras del palacio, abajo estaba la secretaría y yo iba a mis clases de computación. Aparte de aprender los contenidos académicos, nos enseñaban sobre la historia del lugar. El Palacio tiene que ver con nuestra identidad.

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– Lucas: Yo la primera vez que entré me acuerdo que miré todo y quedé sorprendido. Es muy hermoso.

– Lourdes: Yo empecé en el 2001 a asistir al Ayrolo y recuerdo a mi mamá o a mi papá yendo a buscarme al Palacio. Con el tiempo, cuando me recibí, me contaron que se había deteriorado la cúpula y algunas partes del techo. Ahora que volví al colegio para hacer talleres, al Palacio ya no se puede ir.

En la primera década de este siglo se construyó un nuevo edificio al lado del Ceci y ambos espacios eran parte de la vida cotidiana escolar. Pero el paso del tiempo y la falta de mantenimiento afectó tanto al palacio que debieron dejar de usarlo. Recién el año pasado el GCBA comenzó las obras de restauración. Sin embargo, la buena noticia fue opacada por otra inesperada: la voluntad de quitárselo a la escuela Ayrolo para entregarlo al proyecto comercial llamado “Distrito del Vino”.

Toda la comunidad sorda defiende al Palacio Ceci. Un grupo de alumnos pidieron en la Legislatura que sea reconocido como parte proyecto educativo de  la escuela Ayrolo y se convierta en un Museo de la Educación de las Personas Sordas. Si bien este proyecto de ley  aún no fue tratado, días atrás recibieron una noticia alentadora: la Justicia porteña hizo lugar al recurso de amparo para que «se declare nulo todo acto orientado a cambiar el destino histórico y el uso educativo del Palacio Ceci».

El futuro

–  Muchas personas sordas dicen que es difícil, que hay muchas barreras. A mí me gustaría que no se queden en sus casas, que sepan que ellos pueden, sin importar la edad. Siempre les explico que hay que tener objetivos, sueños, buscar tener un trabajo a futuro – dice Lucas.

– ¿Y a ustedes qué trabajos les gustaría tener?

– Araceli: Yo quisiera ser ayudante en la administración de empresas. Lo negativo es que la mayoría de las personas son oyentes y eso dificulta la comunicación, pero sé de personas sordas que se esforzaron y pudieron recibirse. Otra cosa que me llama la atención es la abogacía, pero me parece bastante difícil.

– Lucas: A mí me encantaría terminar la secundaria y enseñar, predicar: ser pastor.

– Lourdes: A mí me gustaría trabajar en un geriátrico, me encantaría poder cuidar a personas mayores.

– ¡Nos vas a poder cuidar a nosotras!, bromearon en lengua de señas dos docentes sordas que estaban presentes en la charla.♦


Escuela Dr. Bartolomé Ayrolo
José Cubas 4182
Teléfono: 4501-9217
Instagram: @bartolome_ayrolo

3 comentarios en “La escuela Ayrolo: un oasis para las personas sordas

  1. Buenas tarde mi nombre es Martina y soy una persona Sorda usuaria de la LSA. Me comunico para consultarte los horarios y días en que dictas el taller de cerámica, ya que me interesa tomar clases. Espero que me avises, muchas gracias. Saludos

  2. Buenas tarde mi nombre es Martina y soy una persona Sorda usuaria de la LSA. Me comunico para consultarte los horarios y días en que dictas el taller de cerámica, ya que me interesa tomar clases. Espero que me avises, muchas gracias. Saludos

    1. Hola Martina, tenés que consultar en la escuela… esta página es del periódico Vínculos Vecinales. Te paso los contactos: Teléfono: 4501-9217 / Instagram: @bartolome_ayrolo. Saludos!

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