“Me cuesta definir ‘qué’ somos. No somos una asociación, ni una ong, ni nos interesa tampoco tener personería jurídica. Sí somos un grupo de amigos del barrio que veníamos haciendo cosas por otros y que en un momento dado nos pareció que teníamos la posibilidad de trabajar en algo más grande”. Quien habla es Rodrigo Jiménez -publicista de 34 años-; el “barrio” al que se refiere es Villa Devoto y en cuanto a esa agrupación inclasificable hoy se da en llamar “Mil Soles” y se encarga de recibir donaciones para repartirlas entre personas en situación de calle o colaborar con los comedores “Juntos Somos Más” (de Villa General Mitre), “Volver a Vivir” (en Ciudad Oculta, Mataderos), “Don Enrique” (de Villa Domínico) y los merenderos “Caritas felices” (Lugano) y “Los Chikis” (Quilmes) entre otros a los que ayudan en conjunto con diferentes redes y entidades.
Todos son de Devoto y se conocen de prácticamente toda la vida, un núcleo duro que además de Jiménez integran Facundo Guzzini, Walter Trallori, Leo Belli, Gaston Bugueño, Gonzalo Piromalli y Pablo Albornoz, todos ellos con diferentes profesiones y experiencia en el campo social. El primero es hijo del actual presidente comunal Carlos Guzzini, y de hecho trabaja como coordinador de la Unidad de Atención al Ciudadano (UAC) de la Comuna 11.
Él fue, de acuerdo a Jiménez “la pieza clave, el que nos envalentonó para armar esto. Con él colaborábamos en un torneo para chicos con capacidades diferentes que se hace en el club Lamadrid y luego, con el tiempo, se fue armando Mil Soles, que ahora ya tiene dos años”. “A Facundo -relata- lo conocí cuando como vecino me acerqué al CGP con un proyecto para hacer una pista de skate, una idea que después de muchos años y muchas luchas desembocó en la pista que hoy tenemos acá en Beiró y San Nicolás”.
“Conectar”, esa es la clave
“Comando Calle” se llama el proyecto principal que hoy sostiene Mil Soles y que consiste en llevar un plato de comida caliente, abrigo o lo que necesiten a las personas de estos barrios que no tienen dónde vivir. Hacen las recorridas de lunes a viernes, por lo general alguien cocina y dos más salen a repartirla y conversar con la gente. Muchas veces se suman amigos o vecinos, y hasta hubo padres que pidieron poder acompañarlos junto a sus hijos para poder tomar contacto con otra realidad.
“Estamos conectados entre nosotros y también con otros grupos, como los de la Red Copello, que hacen un trabajo increíble. Lo primero que lanzamos fue el Comando Calle, y como nuestros amigos y familiares se coparon donándonos cosas llegó un momento en el que juntamos demasiadas, ni siquiera teníamos ni dónde ponerlas en nuestras casas.
Así fue que Facu nos consiguió un cuarto en el Centro de Jubilados Ramón Carrillo, acá en Calderón de la Barca, ahí es donde ahora acopiamos las cosas, a veces cocinamos o nos juntamos a comer una pizza y conversar sobre cómo venimos”, relata Rodrigo y explica que ese excedente de donaciones fue lo que los llevó a empezar a colaborar con comedores y merenderos, aunque siempre con suma responsabilidad: “solo nos comprometemos a hacer lo que podemos cumplir”, advierte. “Puede parecer un juego de palabras, pero no es que ‘hacemos lo que podemos’, sino que ‘lo que podemos, lo hacemos”, dice.
“A ver: Mil Soles es un espacio participativo sin fines de lucro que agrupa y canaliza diferentes impulsos solidarios en acciones concretas”, precisa Jiménez. “
¿Hay personas dispuestas a ayudar? Bueno, lo que hacemos es conectarlas con los que necesitan eso que ellas quieran dar. Los que participamos de esto partimos de la convicción de que la realidad en la que vivimos puede cambiarse, y de que todos tenemos algo para aportar. He visto gente dar lo que no tiene y eso no puede ser más conmovedor. De lo que se trata es de combinar esfuerzos: esa es la única manera de generar un cambio real y duradero”. ♦
Contacto: Podés encontrarlos en Facebook como “Mil Soles” y en Instagram como @milsolesok.
(*) Foto de portada: El equipo de Mil Soles en la puerta del Centro de Jubilados Ramón Carrillo, donde tienen el depósito.