Centro Yakúo: atención de la salud en clave comunitaria

En Villa Santa Rita hay un nuevo centro para la atencion de la salud integral, con foco en la salud mental y la salud sexual. Amparado en las leyes vigentes, Yakúo viene a cubrir necesidades insatisfechas.

Una historia de vida y cuatro trayectorias profesionales debieron confluir para que nazca Yakúo, un centro médico comunitario enfocado principalmente en la salud mental y en la salud sexual. Luego de un año de trabajo en el que refaccionaron la casa y dieron forma al proyecto, Damián Miragaya y Emanuel Vázquez (los socios gerentes), Yanina Miragaya (la creadora de la idea) y Daniela Bonanno (la coordinadora asistencial) están listos para abrir sus puertas.

Yakúo viene a cubrir grandes necesidades. Por un lado, será un Centro de Día destinado a personas con padecimiento mental de bajos y medianos niveles de apoyo (personas que son relativamente autosuficientes para llevar adelante las actividades cotidianas).

Este Centro funcionará de lunes a viernes en el horario de 9 a 15 horas. A partir de las 15 habrá consultorios externos donde atenderán profesionales de distintas especialidades y habrá talleres cuyas temáticas se irán definiendo según la demanda de la comunidad.

La salud sexual, reproductiva y no reproductiva, también tendrá un lugar importante: en Yakúo darán acceso a abortos en el marco de las leyes IVE e ILE y acceso al control del embarazo. Esta atención estará disponible para toda mujer que la demande, pero particularmente para mujeres con problemáticas de salud mental.

El Centro tendrá convenio con PAMI, con Incluir Salud (que es la cobertura estatal), con obras sociales y prepagas. Además, ofrecerán planes para personas sin cobertura médica por una cuota mensual económica.

De izquierda a derecha: Emanuel Vázquez, Damián Miragaya, Yanina Miragaya y Daniela Bonanno son los fundadores del Centro de Salud Yakúo, recién inaugurado en Villa Santa Rita.

–  ¿Cómo funcionará el Centro de Día?

– Daniela Bonanno: Vamos a armar grupos con personas que tengan objetivos comunes en su tratamiento. Van a hacer actividades con un fin terapéutico, un fin de inclusión en la comunidad y también recreativo.

Por ejemplo, talleres de apoyo a las actividades de la vida diaria como aprender el manejo del dinero o alfabetización digital, talleres de lectura, talleres de cocina, talleres para aprender a hacer compras, para tomarse un colectivo. También actividades más lúdicas, pueden ser deportivas, de música, salidas. Que no sea el Centro donde vienen solamente a hacer algo, sino también a integrarse en la comunidad.

Hay que destacar que el plan de tratamiento es subjetivo e individualizado, consensuado con la persona y con su familia.

– ¿Qué características tendrá la atención de salud sexual en Yakúo?

– Yanina Miragaya: Va a ser abierta al público en general, pero por la experiencia que tenemos en salud mental la idea es que nos podamos constituir en el centro de referencia para la atención de la salud reproductiva de personas con patologías de salud mental. Culturalmente, es como que si no existiera la salud sexual en las personas con problemáticas de salud mental o discapacidad. Supongamos una mujer de 18 años con Síndrome de Down que quiere tener relaciones sexuales. Todo el mundo piensa que no entiende, que no tiene el deseo.

Si esta chica tiene relaciones sexuales, como no tiene información muy probablemente quede embarazada. Y ahí inmediatamente la familia viene a querer resolver: están los que quieren que aborte o los que quieren lo contrario, pero a ella no se le pregunta. Bueno, la idea es acompañar esos procesos. Nos gustaría que los otros centros y los profesionales sepan que acá tienen un lugar para derivar amigable y que aloje a las personas con padecimiento mental y con discapacidad, en materia de salud sexual y reproductiva.

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Lo cual no quita que, si una persona quiere interrumpir su embarazo y no tiene ninguna condición puntual de salud mental, también pueda venir.

En cuanto a la práctica del aborto, nosotros adherimos a la Fundación Esar, una fundación que tiene su sede central en Colombia y ofrece un dispositivo de atención similar en todos lados. Ellos vienen y nos capacitan no solamente a los profesionales, sino también a los administrativos, a las personas de limpieza, todos tenemos que tener una mirada respetuosa de los derechos.

Una de las salas de Yacúo alberga una gran biblioteca con libros nuevos, heredados de una librería que cerró. El espacio estará abierto al barrio para el préstamo de libros y como sala de actividades comunitarias.

– ¿Qué significa el nombre Yakúo?

– YM: Es un nombre ligado al budismo. El budismo enseña que existen diez estados en las personas: desde el estado de infierno al estado de buda y que todas las personas tenemos adentro todos esos estados. En el cultivo de la práctica y las buenas acciones vamos elevando de un estado a otro superior. El noveno es el bodhisattva: son las personas que trabajan por la felicidad de los demás, que te alientan, que no hablan mal de los otros, que viven como en un estado altruista. Yakúo era un bodhisattva médico que vivió en Japón en el año 1200 que se decía que curaba las enfermedades físicas y espirituales de las personas. Convencidos de que la salud no es algo puramente físico, quisimos ponerle su nombre al Centro. ♦


En el origen de Yakúo, una historia familiar

Desde que nació, Pablo tiene problemas de salud mental. Sin embargo, su mamá y su papá nunca aceptaron su condición. Hizo la primaria en una escuela normal y cuando terminó séptimo su madre se mudó con él a San Clemente del Tuyú para que pudiera pasar su adolescencia más libre; el padre siguió viviendo en Buenos Aires y viajaba los fines de semana. Yanina y Damián Miragaya son primos de Pablo. “En San Clemente mi tía puso una librería y a mi primo lo encomendó al pueblo. Pablo vivía como un chico de cinco años: no hacía un mandado, no manejaba dinero, no hacía la cama. Iba, venía, se sentaba a comer, volvía a salir, caminaba por el pueblo, se reía, iba saltando”, cuenta Yanina. “Cuando tenía un brote psicótico ¨¡uh Pablito, vení, te llevo con tu mamá!¨, le decía el policía o el bombero. Lo llevaban, venía la médica, le daba un Haloperidol, quedaba medio drogui por dos días y después seguía con la misma vida”. Esa vida se terminó abruptamente con la pandemia: el padre de Pablo murió de covid en el 2020 y en el 2021 murió la madre de una trombosis. A partir de entonces, la familia ampliada tuvo que hacerse cargo de Pablo. Yanina y Damián lo trajeron a Buenos Aires y al principio lo instalaron con sus padres (tíos de Pablo) y la abuela de los tres. “Empezó a suceder lo que sucede casi siempre en el trato con estas personas: ¨no, correte¨, ¨no, dejá¨. Él se bañaba y mi abuela entraba al baño, le abría la cortina para ver si se refregaba bien, como una cosa de invalidación total”, relata Yanina. A los pocos días, un brote psicótico los obligó a buscar otra solución. Yanina decidió hablar con su primo: “Esto no va a funcionar, yo necesito ponerle un nombre a lo que vos tenés y acompañarte con un tratamiento como corresponde”, le dijo. Y para su sorpresa, la respuesta de Pablo fue: “Bueno, yo me quiero internar, que se sepa la verdad”.

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Para darse una idea de cómo es él, dice Yanina que sirve la comparación con el personaje de la película «Rain Man». Estuvo cuarenta y cuatro días internado en una clínica y allí les dieron una devolución inesperada: Pablo podría vivir solo con un acompañamiento adecuado. A partir de entonces, toda la familia se organizó para que él tuviera su espacio; empezaron a enseñarle todo. Yanina rescata una anécdota: “Mi mamá me decía ¨vos viste cuando va al baño cómo ensucia el inodoro¨. Entonces yo un día le digo a mi  primo: ¨Vení Pablito, ¿ves la escobita que está acá? Sirve para limpiar el inodoro. Cuando vos vas al baño y ensuciás, la agarrás, la pasás así y ya está¨. ¨¡Todos los días se aprende algo nuevo!¨, me contestó. Nunca nadie se había tomado la molestia de explicárselo. A partir de entonces nunca más ensució el baño.”

Hoy Pablo vive solo, viaja en colectivo sin acompañamiento, nunca más volvió a tener un brote. Va todos los días a un Centro de Día por Flores, pero no a uno adecuado para él, porque el único que existe en Caba para personas de su condición excede sus posibilidades económicas. Y el resto de los Centros están pensados para personas con discapacidades mentales o físicas que requieren una asistencia mucho mayor.

De Pablo a Yakúo

Los socios gerentes, Damián Miragaya y Emanuel Vázquez, son dos amigos de toda la vida que en los últimos años llevaron adelante un emprendimiento muy exitoso de informática. Ese trabajo les dejó como saldo un importante ahorro y muchas ganas de emprender nuevamente juntos en otro proyecto. Mientras se preguntaban qué podrían hacer, el primo Pablo comenzaba a vivir solo. Yanina era la encargada de sostenerlo en su proceso, lidiando con las dificultades de no contar con un espacio de referencia adecuado a sus necesidades. Un día del 2022 la conjunción de la realidad familiar y el deseo profesional dio forma a la idea: “¡Abramos un centro de salud mental!”

Yanina Miragaya es Licenciada en Obstetricia y magister en “Epidemiología, gestión y políticas de salud”. Entre otros trabajos, fue la jefa de epidemiología de PAMI en la gestión de la pandemia. Ahora trabaja en gestión en el Ministerio de Salud de la Ciudad y como obstétrica en el Hospital Álvarez. Daniela Bonanno es Licenciada en Psicología, también magister en “Epidemiología, gestión y políticas de salud” y se desempeña en esa área en el Ministerio de Salud de la Nación hace muchos años. Cuando la idea de fundar un Centro de Salud Mental fue tomando forma, Yanina convocó a Daniela para sumarla al proyecto.♦


Centro Yakúo
Juan Agustín García 2887
Teléfono: 11 3097-7774
Instagram: @yakuosrl

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