Pedro Lozano: el club de la esquina

Una cancha de futsal y dos salones albergan las actividades deportivas del club Pedro Lozano. Al fútbol y las artes marciales se le sumó el bádminton. Amadeo Blotta y Alejo Vico, presidente y tesorero, cuentan la historia y el presente de una esquina de Devoto.

Una cancha de futsal y dos salones albergan las actividades deportivas del club Pedro Lozano. Al fútbol y las artes marciales se le sumó el bádminton. Amadeo Blotta y Alejo Vico, presidente y tesorero, cuentan la historia y el presente de una esquina de Devoto.

Pedro Lozano: el club de la esquina

Una cancha de futsal y dos salones albergan las actividades deportivas del club Pedro Lozano. Al fútbol y las artes marciales se le sumó el bádminton. Amadeo Blotta y Alejo Vico, presidente y tesorero, cuentan la historia y el presente de una esquina de Devoto.

Pedro Lozano y Gualeguaychú, año 1939, tarde de verano. Vecinos y vecinas se juntan en el baldío que había en esa esquina para fundar un club. Como referencia fácil, le ponen el nombre de una de las dos calles: lo llaman Club Social, Cultural y Deportivo Pedro Lozano. (En 1960, a ese nombre se le agregaría la palabra Biblioteca.) Anécdotas en blanco y negro, de cuando el barrio entero participaba. Noches de carnaval, en las que las sillas y las mesas que faltaban se traían de casa. El club era el living de las fiestas y el patio de los chicos.

Fue uno de los primeros escenarios de Palito Ortega y Johnny Tedesco; punto de partida en una carrera de los hermanos Gálvez; pista de motos en lo que ahora es su cancha; cuadrilátero de Titanes en el Ring; camiseta que vistió Erik Lamela y alguna vez un equipo que juntó once y jugó contra River en el Monumental.

Allí se practicó bochas, básquet, vóley, paleta criolla, pero con tan solo ver el gran mural de la calle Gualeguaychú es fácil darse cuenta que hoy el corazón de Lozano, es el fútbol. También se destaca por ser una de las pocas instituciones con bádminton en CABA. Y las artes marciales tienen su espacio en los salones de planta baja y el primer piso: aikido, kung fu, taekwondo y capoeira.

De taller a club

Antes de ser baldío, en el terreno del Pedro Lozano había funcionado un taller de reparación de máquinas ferroviarias. El predio pertenecía al ONABE (Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado) que ahora se denomina AABE (Agencia de Administración de Bienes del Estado). “Después de tantos años, el suelo todavía no está a nombre del club. Puede pasar que en 50 o 100 años nos quieran echar, como de hecho ya pasó en tres oportunidades”, expone con preocupación Amadeo Blotta. Es por eso que el principal objetivo de esta dirigencia es lograr que les otorguen la posesión. Y en segundo lugar, luego de tener los papeles en orden, acceder a los subsidios disponibles para los clubes de barrio. En este embrollo burocrático cuentan con el respaldo de la Federación de Clubes Unidos, asociación que reúne a más de cincuenta clubes de CABA, de la que Pedro Lozano forma parte.

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Se suman las madres

“Somos de los primeros clubes que logramos tener una comisión directiva integrada en un 50 % por mujeres”, cuenta Amadeo. La comisión está conformada por madres y padres de chicos que hacen deporte en el club. Son diez en total, “pero en las reuniones que hacemos en la cancha nos juntamos más de quince para opinar y votar”, agrega Alejo. “Quienes vienen lo hacen por las ganas de ayudar a mejorar el lugar, sin esperar ningún rédito económico. Eso es lo lindo.”

Para que los chicos vuelvan al club

¿Qué función puede hoy cumplir un club, en la era de los celulares y el home office? “Si antiguamente la función del club era juntar al barrio, hoy quizás sea sacar a los chicos de la calle (en los barrios pobres), o de la Play (en los de clase media)”, reflexiona el tesorero del Pedro Lozano. Para que los chicos vuelvan al club, esta comisión directiva conformada por padres y madres, tuvo una idea. “Habíamos armado un proyecto antes de la pandemia, en acuerdo con la Comuna 11. Se llamaba “El club en la escuela”, cuenta Vico. “La idea era convocar a las escuelas del barrio a que traigan a los chicos a pasar una jornada, y que durante una tarde practiquen un poco de cada actividad. Con la idea de entusiasmarlos y que algunos quizás después se asocien. Íbamos a empezar con la escuela Ortiz, de Bahía Blanca y Baigorria, que es a la que van mis hijos. El proyecto quedó en suspenso para retomarlo cuando se pueda.”

El club Pedro Lozano está acondicionado para funcionar con protocolos durante la pandemia. Cuenta con ventanales muy grandes y seis extractores de aire, que permiten recibir hasta 57 personas. De todos modos, mientras estén vigentes las últimas restricciones, las actividades continúan de modo virtual. / Foto: sitio web del club Pedro Lozano.

Fútbol nada más

Hablando de fútbol específicamente, en el Pedro Lozano hay escuelita (femenino y masculino); hay Baby (son uno de los fundadores en la liga FEFI) y hay Futsal de primera a octava división (participan de las ligas BAFI y LAAMBA).

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¿Qué debe tener en cuenta una familia a la hora de elegir un club de fútbol?

AV: Hay que evaluar el perfil del club según la expectativa que se tenga. Puede ser un lugar extremadamente competitivo, que tenga salida a cancha de once o que escale en futsal, o bien un lugar donde el chico juegue, se haga amigos, compita, pero no tenga un nivel de exigencia tan grande. En este último tipo entran los clubes de barrio como el nuestro. Somos el clásico club que apunta más que nada a la parte social, a que el chico aprenda y sea un poco mejor persona cuando se va. ♦


Dirección: Pedro Lozano 4309

Instagram: @clubpedrolozano

 

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