Por las amistades que nacen del baile, por la actividad física, social y cultural que promueve, porque no deja a nadie afuera, por todo eso bautizaron “Devoto Tango Club” al salón de baile y la escuela de tango que funciona en la Sociedad Friulana de Devoto. “Porque necesitamos que sea un club”, dice su fundador, Sandro Almirón, reuniendo en esa palabra todas las cualidades positivas.
Ahora el espacio ya está instalado en la agenda milonguera porteña. Por tercer año consecutivo fue sede, a principios de mayo, del Campeonato de Tango de la Ciudad, organizado por el Ministerio de Cultura. “Empezamos hace 14 años y hoy viene gente de un montón de lados. A mí me llena de orgullo porque es como que el tango tomó este territorio y la comunidad tanguera sabe que acá hay tango”, dice Sandro.

Aprender a bailar y salir a la pista
Los martes y los jueves las clases son para intermedios y avanzados y desde este año tienen una propuesta innovadora. “Bailar tangos pausados, melancólicos, expresivos”, se leía en la invitación a la clase de un martes. Y la del jueves siguiente: “Bailar tangos rápidos, dinámicos, rítmicos”.
Cristina Coppola, la profesora que acompaña a Sandro los martes, dice que de esta manera buscan aportar algo más que la técnica: “A veces en la milonga vemos que se baila todo medio parecido. Y en realidad hay orquestas que proponen un tiempo más lento, pausado, o dentro del mismo tango puedo encontrar diferentes velocidades también. Y en las clases de tango en general cuando se trabaja una figura, la dificultad de un paso, pocas veces se dice ¨esta figura la aplico si bailo lento¨, y quizás ese paso puntual en un ritmo más rápido no lo puedo hacer. ”
En definitiva, en las clases de Devoto Tango Club lo que buscan, dice Mariana Tolaba, la profesora que está los jueves con Sandro, “es darles más herramientas para que disfruten el baile”.

Los viernes hay clase de milonga y está abierta a todos los niveles. Cuando termina, se abre un espacio de práctica en el que se mezclan las alumnas y alumnos que participaron de la clase con otra gente que se suma después.
La “práctica de los viernes» es un espacio distendido al que se puede ir vestido como cada uno quiera. Siempre hay un dj, parejas de baile reconocidas y músicos que acompañan.
El sábado a la tarde la clase es de “Tango escenario”. Es la oportunidad para quienes sueñan adornar su baile con saltos y despliegue. Contra lo que podría suponerse, es apta para cualquier edad y también pueden tomarla bailarines y bailarinas de todos los niveles. El domingo es la hora de las y los principantes con las clases llamadas “Tango desde cero”.

El último sábado del mes Devoto Tango Club tira la casa por la ventana y se abren las puertas de la milonga. Primero hay una clase ofrecida por una pareja de renombre. Cuando termina, comienza el baile “con uno de los mejores DJ del momento”, dice Sandro. Después, en algún momento, llega “el plato fuerte de la noche” con la presentación de una orquesta. La milonga se desarrolla en el salón principal de La Friulana, con su gran tamaño y su piso de un parquet exquisito que atrae a más grupos de milongueros.
Además del baile, esta escuela tanguera ofrece la enseñanza del bandonéon todos los jueves a las 17 horas con el músico y profesor Jorge Donadío. No es necesario contar con el instrumento para empezar a tomar las clases.
“Nadie te va a abrazar más que en una milonga”
¿Qué tiene de particular la danza del tango? Sandro lo vive así: “Bailar con una orquesta en vivo, escuchar un tango que por ahí te está contando la historia de tu vida, conlleva a un encuentro con la persona que estás bailando, no? Entonces, como siempre digo, «nadie te va a abrazar más que en una milonga». Es algo tan lindo cuando eso sucede, vos lo ves en las caras de las personas. Además, el condimento del ambiente. Si vos te pones a calcular cuánta gente se toma un avión para venir a bailar tango a Buenos Aires hace pensar que la gente necesita eso. Y tiene un sentido extra cuando es en un barrio.”

No hay milonguero, milonguera, que no destaque los afectos que el tango trajo a su vida. Mariana baila hace 24 años y piensa en tantas amistades, “muchos extranjeros que han venido a aprender a bailar tango y se han quedado por varios meses. Por las ganas de mejorar el baile, de difundir el tango, terminás conectada con un montón de gente que le gusta lo mismo que a vos”.
Esos afectos pueden empezar en una clase en un club de barrio. Cristina menciona lo “contenedor y amigable” que es el ambiente de Devoto Tango Club. “Siempre que salimos de la clase yo digo que me encanta porque vienen re entusiasmados. Y se van armando grupos, se van conociendo, ahí mismo se organizan y por ahí después de la práctica de los viernes se van juntos a otras milongas. Entonces, no solo es lo educativo, sino que está muy buena toda la parte social.”
Precios populares
La idea de la propuesta es que sea accesible a la mayoría sin perder calidad. “Ojalá el milonguero pudiera pagar una entrada más cara pero, de todos modos, hacerlo más restrictivo apagaría el encuentro social, sería como una milonga de élite y creo que lo cultural tiene que abrazar a todas las franjas sociales”, dice Sandro. Hoy por hoy, las clases salen 6000 $. La entrada a la práctica y a la milonga está 8.000 $ con la clase previa incluida. Quien quiera ir directamente a la práctica de los viernes, la entrada es de 3000 $, cuya recaudación se destina íntegramente a los músicos, parejas de baile y dj.
Devoto Tango Club
Navarro 3974
Instagram: @devoto.tango.club