Que digan lo que quieran

El Cesac 34 ofrece un espacio de contención para adolescentes y jóvenes.

“Miles de jóvenes, sin tapabocas ni distancia social, celebraron el Año Nuevo en fiestas clandestinas” titulaba una de las agencias de noticias más importantes del país. “Cientos de chicos en una fiesta clandestina en Belgrano R”, decía uno de los noticieros del prime time de la televisión abierta. Durante el verano, las noticias sobre eventos multitudinarios ilegales tenían como únicos protagonistas a adolescentes y jóvenes, como si no hubiera otra cosa que decir sobre ellos, como si los adultos no transgredieran.

¿Qué puede hacer un centro de salud si quiere hacer prevención en ese grupo etáreo que, acostumbrado a ser prejuzgado, no está predispuesto a pedir ayuda en una institución como esa?

El equipo de profesionales del Cesac 34, de Artigas y Jonte, trabajan con una perspectiva de salud que pone el foco en lo comunitario. La psicóloga Karina Cammarota y la trabajadora social Guadalupe Cortez son parte de este equipo y su trabajo está centrado, en gran medida, en adolescentes y jóvenes.

Para ellas, la prevención debe tener en cuenta las condiciones de vida de las personas, las instituciones que frecuentan, los vínculos que las sostienen.

Antes de la pandemia llevaban adelante talleres presenciales de promoción de la salud en los que participaban chicos y chicas de colegios del barrio. Se reunían una vez por semana en el cálido espacio que ofrece el Centro Cultural Resurgimiento (que comparte edificio con el Cesac), hacían una ronda de sillas y conversaban sobre consumos problemáticos, noviazgos violentos, acoso o bullying escolar, el cuidado de la salud y sus derechos. Los temas eran elegidos a pedido de los colegios. La pandemia cortó de cuajo estas experiencias.

“Los adolescentes en general no se acercan al centro de salud. A pesar de que podrían venir a retirar métodos anticonceptivos de manera gratuita, a pesar de que hay un equipo de salud sexual y reproductiva al que podrían consultar, los jóvenes no vienen”, dicen las licenciadas Cammarota y Cortez. Si se quiere saber cómo están, es necesario ir en busca de ellos y ellas. ¿Pero cómo recuperar el vínculo en esta época de distanciamiento social? Con esta pregunta en mente, a fines del 2020 armaron el taller virtual “Que digan lo que quieran”.

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Generando cercanía en la virtualidad

No es un taller educativo sino un encuentro en donde, a partir de una propuesta lúdica, las y los participantes pueden tomar la palabra y hablar de su cotidianeidad.

“Nosotras teníamos el presupuesto de que tal vez los jóvenes sobrellevaban mejor la pandemia, pero en este espacio nos dimos cuenta que, a diferencia de lo que decían los medios de comunicación, muchos tienen miedos, están encerrados y hartos de la virtualidad”, cuenta Cammarota. “Creemos que hay una potencia en el decir de las y los jóvenes, y en este espacio pudieron poner en palabras algunos de los malestares que los atraviesan”, agrega Cortez.

Uno de los principales temas que surgió en los encuentros fue el control policial. “Hay familias en la plaza que están todas juntas charlando sin barbijo, pero la policía nos viene a decir que nos separemos a nosotros, que sí lo tenemos puesto”, contaba uno de los chicos. Cammarota explica: “muchas veces los jóvenes están asociados a la calle y la peligrosidad de los consumos problemáticos. Y en el taller vemos también otra cosa: están en sus casas, de malhumor por la convivencia constante con sus familias, en donde muchas veces ni siquiera cuentan con un espacio propio para estar solos”.

¿Está bien o mal participar en una “clande”? (como llaman las y los jóvenes a las fiestas clandestinas). “En el taller hablamos de la reducción de los riesgos. Ver de qué manera pueden realizar actividades, que en otro momento eran normales y esperables, sin exponerse ni exponer a quienes conviven con ellos”, explica Cortez.

Otra de las cosas que emerge en las charlas es la nueva normalidad en las escuelas. Varios participantes del taller relatan que “en la escuela nos ponen alcohol en gel y nos dicen que nos tenemos que cuidar”. Pero, ¿de qué se trata cuidarse, además del barbijo, la ventilación, los dos metros y el alcohol en gel?

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“Hay una concepción de que si nos vacunamos y nos ponemos alcohol todos los problemas de salud van a estar resueltos, pero la salud de las comunidades es mucho más compleja que eso”, afirma la trabajadora social, y agrega: “Desde el Estado no está pensado el necesario diálogo entre salud y educación. El apoyo al proceso educativo, que implica necesariamente a la salud sexual, alimentaria y mental, no está contemplado. La educación va por un lado y la salud por otro.”

“Por eso apostamos a este proyecto”, afirma la psicóloga. “Queremos tender vínculos con los jóvenes, que sepan que el Cesac es un espacio de salud con el que pueden contar y que pueden, a partir de este taller, hacer vínculos entre ellos y apoyarse unos a otros. Saber que nos tenemos entre nosotros como personas, eso es la salud comunitaria”, finaliza. ♦


QUE DIGAN LO QUE QUIERAN
Taller abierto a jóvenes de entre 15 y 20 años.
Encuentros quincenales en forma virtual, los días lunes de 14 a 15.30 hs.
Informes e inscripción: adolescentescesac34@gmail.com.

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