Club Social y Deportivo Mitre

Club Social y Deportivo Mitre. Diálogo con Stella Maris Pita Castillo sobre el pasado y el presente de la institución.

El Mitre, fundado el 20 de abril de 1920,  está cercano a cumplir los cien. Nació de un “potrero” (como solía decírsele a los campitos donde los chicos jugaban a la pelota) y poco a poco los socios fueron levantando los cimientos. Hoy se encuentra rebosante de actividades de las que participan vecinos de todas las edades. Entrevistamos a Stella Maris Pita Castillo, tesorera y apoderada del club, habló con Vínculos Vecinales.

Stella Maris Pita Castillo (a la izquierda). Foto publicada por el periódico Olé.

Hace algunas décadas atrás, cuando los socios que hoy son mayores estaban en sus años mozos, en el Mitre se armaba una fiesta que llamaban El Paraíso Tropical, donde tocaban Los guantes negros, con Carlos Bisso a la cabeza. Cuenta Stella Maris que también pasaron por el club Sandro, Leonardo Favio y la Joven Guardia. Otra Comisión Directiva organizaba Cenas-Show con tango en vivo. En esas ocasiones contaron con la presencia de Jorge Valdés y Alberto Podestá. Dicen que se armaban grandes noches de tango y baile. Con aquella historia resonando en sus paredes el Club Mitre siguió cambiando, según las necesidades y las vicisitudes de cada época.

¿Qué refomas hicieron en los últimos años?

Hace más o menos diez años la Secretaría de Deportes comenzó a dar subsidios a los clubes, entonces empezamos a trabajar con ellos. La plata que ellos te daban (que eran 125.000 $) te podía servir para cambiar la cerámica de un piso, pintar o arreglar un techo. Pero nosotros necesitábamos hacer baños para la cancha de arriba (que es donde va la mayoría de los chicos que hacen patín y fútbol). Entonces sumamos dinero con eventos y con lo que deja la cuota social o la cuota de las actividades e hicimos cien metros de baños y vestuarios y un vestuario para el árbitro. Esa obra nos llevó dos años y medio. Después recibimos más subsidios e hicimos un gimnasio que tiene 8 metros por 23 metros y es el último orgullo del club, porque trajo más de doscientos socios nuevos. Vienen adolescentes desde 14 años hasta gente mayor, el más grande tiene 84 años.

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¿En total cuántos socios tienen?

Más o menos 650 personas entre futsal, patín, taekuon-do, centro de jubilados y las demás actividades. Zumba también es muy concurrida, vienen muchísimas mujeres. También hay yoga, gimnasia, post dance y folklore.

¿A vos qué te mueve a ocupar el lugar que ocupás y hacer todo lo que hacés?

Yo tengo esta cosa del barrio, de que nací acá, siempre me gustaron las instituciones. Antes los clubs se manejaban como una libreta de almacenero, después todo se empezó a complicar y tuvimos que hacer cursos. Hay que hacer presentaciones, que la IGJ, que la AFIP, pedir un crédito, presentar cosas en el banco, te lleva desde la mañana hasta la noche, tenés que tener mucho amor. Tuvimos que luchar mucho con el Gobierno de la Ciudad por el tema de los inspectores hasta que llegamos a un acuerdo de tener nueve inspectores que entiendan que un club no es lo mismo que un boliche bailable, porque todo cambió después de Cromañón, tienen todos mucho miedo.

En el último tiempo abrimos el abanico y sumamos otro tipo de actividades. Nos dimos cuenta que así empezaba a venir gente que nunca hubiese pensado venir al club. Por ejemplo, vinieron los bomberos voluntarios de La Boca a dar un curso sobre adiestramiento de perros que salvan vidas, que buscan droga o que buscan personas.

También al funcionario de turno que nos pide el lugar, le abrimos las puertas. Y cuando viene un funcionario la gente se acerca a pedir por la seguridad, por los árboles, por el pavimento, por el semáforo. También han venido distintos comisarios, ha venido el Ministerio Público Fiscal, vino el Poder Judicial. Lo último que hicimos fue el trámite de DNI y Pasaporte. Entonces por ahí viene gente de Villa Luro, de Versalles, de Santa Rita, no sólo de Floresta, Vélez Sarsfield y Monte Castro.

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No solo el club

Stella Maris cuenta sobre la lucha por la recuperación del predio del Preventorio Roca, de Segurola 1601.

Un grupo de gente de la Comisión Directiva junto a otros vecinos del barrio estamos muy abocados a cuidar qué se va a hacer con el predio del Preventorio Roca. Antes era de Nación y ahora pasó a la Ciudad. Y a partir de ahí estamos luchando con Horacio Rodríguez Larreta, con Diego Santilli, con Karina Leguizamón (que está con el tema de menores) y con cuanto funcionario se nos aparezca en el camino, le estamos pidiendo que por favor no nos vuelvan aponer una cárcel de menores ahí.  En este momento está vacío y se está recuperando el predio. Estamos luchando para que vuelva a tener el uso que tenía 100 años atrás, cuando ahí funcionaba un jardín de infantes y un colegio para chicos huérfanos. En otra época los chicos cuyos padres tenían tuberculosis y estaban internados en el Tornou, vivían ahí. También chicos cuyos padres no podían ocuparse estaban ahí como hogar transitorio. Así era hace setenta u ochenta años atrás. Después no sé qué pasó que se transformó en una cárcel de menores, que es un horror. Hoy por hoy está deshabitado y estamos en la lucha. A partir del club hicimos una movida de vecinos para que eso vuelva a ser: o bien un espacio que utilicen los chicos discapacitados o bien un jardín maternal o bien un nexo con el Hospital Roca y que los chicos que necesitan rehabilitación puedan contar con ese predio. Cualquier cosa útil para los chicos de bajos recursos pero nunca una cárcel de menores. Eso también hace el Club Mitre.

Dirección del Club Social y Deportivo Mitre: Segurola 1332 (Floresta) – Teléfono: 4581-0846

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