Denuncias por la mala calidad de los productos, reclamos por cantidades insuficientes, enojo por la desorganización: todo esto resonó en las redes sociales y se visibilizó en algunos medios luego de la primera entrega de alimentos, hace quince días. En la víspera de la segunda jornada de reparto, le pedimos a dos directoras de escuelas bien distintas de nuestros barrios que nos cuenten su experiencia.
Viernes 3 de abril. Muy temprano en la mañana Lucila se acerca al policía que está controlando el cruce de autos y peatones en General Paz y Lope de Vega. Le avisa que ese día pasarán mamás o papás que irán en busca de un bolsón de comida hasta la primaria número 16, de Ramón Lista y Lope de Vega. Ella es la directora de esa escuela de jornada simple a la que asisten 600 chicos y chicas, en su mayoría residentes del barrio de monoblocks conocido como Fuerte Apache, en Ciudadela. Le explica al agente que las familias llevarán en su teléfono un permiso de circulación que ella misma colgó en el blog y en la página de Facebook de la escuela.
Magalí es directora de otra primaria, una de jornada completa que queda en Santo Tomé y Segurola, en la Comuna 10. Una escuela chiquita, con una matrícula de 200 alumnos, la mayoría residentes del barrio. En su caso utilizó los grupos de whatsapp de cada grado para avisar que ese viernes se entregaban los alimentos.
La semana previa
Transcurría la segunda semana de aislamiento preventivo y “los bolsones eran muy esperados por todas las familias, había mamás que desde el comienzo de la cuarentena nos preguntaban si ellos los recibirían porque habían escuchado que en Provincia de Buenos Aires se estaban entregando, mientras que en Capital les estábamos dando un sándwich con una feta de un fiambre y un queso dudosos, una fruta y una barrita de cereal”, cuenta Magalí.
En la escuela de Lucila también la primera semana se entregó “ese sandwichito de todos los días, pero pocas familias vinieron a buscarlo”, relata la directora, “un poco porque la comunicación era bastante difícil de lograr y además por un sándwich y una fruta la verdad que la gente no se movilizó. Por otro lado, estábamos abriendo todos los días la escuela y obligando a la gente a salir por esa vianda mínima. Era de locos pensar que estábamos todos violando la cuarentena.”
Ante este panorama el sindicato UTE, supervisores y directivos de muchas escuelas reclamaron al ministerio de educación de Caba. Sabían que se disponía del presupuesto para cubrir una buena partida alimentaria porque los comedores de las escuelas de jornada completa no estaban funcionando.
El gobierno respondió presentando un plan en la Legislatura porteña en el que se comprometía a entregar un bolsón de comida cada quince días, que según cuentan las directoras era tentador a la vez que confuso: no terminaba de estar claro si alcanzaría a toda la matrícula o solo a los becados. Decía que las escuelas de jornadas simple recibirían un desayuno y un refrigerio. “Yo pensé y todas las jornadas simples pensamos lo mismo, que en el refrigerio iban a mandar la canasta nutritiva que estaban promocionando por todos lados”, cuenta Lucía.
“A los directivos nos volvían locos con órdenes y contraórdenes. Nosotros debíamos pasarles el número de bolsones que tenían que mandarnos, que primero nos dijeron que sería solo para los que tenían becas homologadas del 2019”, relata Magalí, “y después era también para los que tenían becas en trámite”. Por su parte, Lucila agrega: “Como fue muy rara la información yo había pedido la misma cantidad de refrigerios que de desayunos. Los que habían podido hacer el trámite de la beca eran 95, así que yo terminé pidiendo cien. 100 refrigerios y 100 desayunos.”
Primer entrega
Y llegó el viernes 3 de abril. Día que en ambas escuelas se entregaron los alimentos: desayunos y refrigerios para la de jornada simple y el bolsón nutritivo para la de jornada completa. Lucila llegó a su escuela de Villa Real poco después de hablar con el policía en el cruce de General Paz. Al rato el concesionario que habitualmente se ocupa de las viandas estacionó en la puerta. Y ahí la sorpresa.
Los refrigerios tan esperados estaban compuestos por 5 saquitos de té, 5 de mate cocido, tres paquetitos de cuatro galletitas cada uno, dos magdalenas, cinco barritas de cereal y cinco manzanas. Los desayunos traían lo mismo, pero en lugar de la fruta contenían dos litros de leche larga vida. Eso para dos semanas. “Cuando yo me encuentro que es tan poco el refrigerio decido dar a las mismas personas un desayuno y un refrigerio, porque yo no hice venir a la gente para entregarles tan poco”, explica Lucila.
Cien familias se llevaron desayunos y refrigerios, pero eran más los que llegaban a la escuela en busca de la comida prometida. “Yo tenía stock de leche -siempre las escuelas tenemos cartones de reserva para utilizar cuando comienzan las clases- y además la semana previa a la cuarentena el concesionario siguió trayendo leche cuando en realidad ya estábamos de guardia. Esa reserva la terminé de repartir a las familias que no les pudimos dar desayuno ni refrigerio. Y una escuela que está a la vuelta, la número 6, me avisó que le había sobrado leche de su reserva, entonces nos fuimos a buscarla y a todos les pudimos dar. También tenía en stock unos sólidos, galletitas que habían quedado. Entonces nadie se fue con las manos vacías, pero por la voluntad que nosotros le pusimos.”
Los bolsones llamados “canasta nutritiva” que entregaron las escuelas de la jornada completa contenían: un paquete de arroz, uno de fideos, uno de lentejas, uno de azúcar, una lata de tomates, otra de pescado, una botella de aceite de medio litro, un sobrecito de queso rallado y una cajita de polvo para preparar flan o gelatina. Aparte traía una bolsa con verdura y fruta: dos zanahorias grandes, una calabaza, dos cebollas y cinco manzanas. Eso para quince días.
Cuenta Magalí que se encontraron frente a la tarea de tener que repartir los bolsones sin contar con barbijos ni guantes ni alcohol en gel. “Nos mandaron a entregar alimentos sin protección cuando en una de las resoluciones del gobierno decía que íbamos a contar con esos elementos”. Realizaron la tarea tratando de manipular lo menos posible. Al llegar las familias a sus casas empezó a recibir whatsapp de algunos que se quejaban por las verduras y frutas en mal estado.
Lo que expone la emergencia
Seguramente la urgencia justifique en parte los errores que se cometieron en la gestión de esta distribución de alimentos por parte del ministerio de educación de Caba. Sin embargo, las denuncias por cantidades insuficientes y comida de mala calidad o en mal estado se remontan al año pasado y continuaron hasta marzo de este 2020. “El ajuste llega a los comedores escolares”, “El gobierno porteño autorizó reemplazar ingredientes por otros más baratos”, “Familias denuncian comida en mal estado”, “Más de treinta chicos intoxicados” son algunos de los titulares que en diferentes medios fueron exponiendo el problema.
Tal vez ésta sea una oportunidad para plantearse otros modos de proveer una alimentación saludable en las escuelas. Encargar la tarea a empresas concesionarias, probablemente no sea la opción más ventajosa en la relación precio/calidad.
Se va la segunda
De cara a la segunda jornada de reparto de bolsones de alimentos, el Foro por la Educación Pública de la Comuna 10 difundió una serie de ítems a los que prestar atención durante la entrega:
* ¿Hay aglomeración de gente?
* ¿Se cumple con la distancia necesaria entre las familias que esperan?
* ¿Las familias que van a retirar las viandas cumplen con el cuidado personal? (barbijos-guantes)
* ¿Llegó la cantidad de viandas pedida?
* ¿Llegó en buen estado?
* ¿Alguna familia se retiró del establecimiento sin su vianda?
* ¿Se pidió / envío viandas para todxs lxs alumnxs o solo becadxs?
* ¿El personal responsable de entregar las viandas a los establecimientos contaban con los elementos de seguridad e higiene necesarios y obligatorios?
* ¿Se les enviaron esos elementos desde el Ministerio?
En caso de observar en alguna escuela que algunos de estos factores no están funcionando correctamente, pueden comunicarlo enviando un mensaje al Facebook del grupo: Foro por la Educación Pública Comuna 10, quienes se ocuparán de elevar todo lo incumplido al Ministerio de Educación. ♦