Huerta del Corra: un rincón de aprendizaje ambiental

Preparar la tierra, quitar yuyos, sembrar, regar, cosechar. Aprender sobre los ciclos de la naturaleza y las interacciones entre especies. Cuidar juntos la "Huerta del Corra" es la invitación.

Preparar la tierra, quitar yuyos, sembrar, regar, cosechar. Aprender sobre los ciclos de la naturaleza y las interacciones entre especies. Cuidar juntos la "Huerta del Corra" es la invitación.

Huerta del Corra: un rincón de aprendizaje ambiental

Preparar la tierra, quitar yuyos, sembrar, regar, cosechar. Aprender sobre los ciclos de la naturaleza y las interacciones entre especies. Cuidar juntos la "Huerta del Corra" es la invitación.

La huerta del Corra es un espacio  gestado por la comunidad desde mucho antes que la Plaza del Corralón existiera. Fue la la Asamblea Floresta y los grupos que compartían talleres de diversas artes y de oficios en ese gran patio comunitario que era el viejo Corralón, quienes iniciaron la huerta en la primera década del 2000.

Desde entonces, varias oleadas de vecinas y vecinos se acercaron a meter mano en la tierra. La movida solo se cortó durante el año en que el predio estuvo cerrado (2018) por la obra de puesta en valor que transformó la manzana en la actual Plaza cultural del Corralón.

Antes como ahora, quienes cuidan la huerta reconocen en ella un refugio de naturaleza en medio del cemento, valoran el cultivo orgánico sin agroquímicos, las plantas nativas por sobre las exóticas, todos y todas buscan aprender y compartir información, capacitarse y capacitar.

Las escuelas aledañas, sus grupos de docentes y alumnos, también son un actor importante en el cuidado de la huerta. La escuela de educación especial Nº 6 DE 18, por ejemplo, hace su aporte  al medio ambiente con un cajón donde reciben “Botellas de Amor”.

Un rincón de la plaza

La del Corralón es una plaza con múltiples actividades. A corta distancia de la huerta está la cancha de fútbol, el tinglado donde funciona la escuela de circo, la Casona de la Memoria.

El espacio de cultivo ocupa unos 900 metros cuadrados y está organizado por sectores. El más grande tiene un cartel en su entrada con la palabra Huvaití, que en guaraní se traduce a “salir al encuentro”.

Bajo una planificación muy estudiada y teniendo presente la buena asociación entre cultivos y la rotación, cada temporada se distribuyen los espacios de siembra para la acelga y el rabanito; la cebolla y la remolacha; las habas y el repollo; la zanahoria y la lechuga; también las plantas aromáticas y medicinales como la menta, la caléndula, el romero y el orégano, entre muchos otros.

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Alrededor de la huerta, sembraron especies nativas de la región pampeana para aportar un corredor biológico a las aves e insectos asociados a ellas, que las buscan como hospedaje y alimento.

Guiados por el ojo experimentado de los vecinos que cuidan la huerta, puede observarse la presencia de orugas  en algunos tallos y hojas que pronto se convertirán en mariposas. La Monarca y la Espejito -ambas de color naranja- y la Limoncito -que debe su nombre al amarillo de sus alas- son las más frecuentes.

Además están los árboles frutales, como el níspero y los limoneros; y una decena de enredaderas, entre las que sobresale el “Globito cipó” que se llama así por la forma globosa de sus frutos, donde guarda las semillas.

Más alejado, sobre la entrada de Morón, está el sector de la compostera comunitaria, donde los vecinos pueden llevar sus residuos orgánicos (restos de verduras, frutas y cáscara de huevo).

Todo este pequeño ecosistema en el que se interrelacionan la fauna y la flora requiere de un mantenimiento periódico, por eso los vecinos se juntan los sábados por la tarde para trabajar la tierra. Un cartel invita: «¡Podés sumarte! ¡Te esperamos! Sábados 16 horas».

Los «huerteros del Corra» también convocan a compartir saberes: taller de huerta, de reconocimiento de plantas nativas, de intercambio de semillas. Organizan actividades con vecinos y con escuelas. A veces convocan a especialistas para dar charlas.

Un problema grave que enfrentan es la vandalización del espacio y los robos reiterados de herramientas y de cultivos.

El grupo de vecinos más activos lo integran María, Silvia, Leo, Elisa, Federico y Milena. Aseguran que «no son importantes” sus apellidos porque se conocen así, por sus nombres de pila y se reconocen como “ayudantes” de la huerta, y por supuesto siempre están deseando que se sumen más voluntades.

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Nativas en toda la plaza

Tras varios años de esperar la aprobación de la Comuna, en la Huerta del Corra festejan que finalmente se pondrá en marcha su propuesta de extender la plantación de nativas a toda la plaza. El proyecto lo elaboró la vecina paisajista Eve Hernandez Roque con el apoyo del colectivo de huerteros.

“Las nativas son más eficientes ecosistémicamente y deben tener mayor espacio en la ciudad”, afirma Eve en diálogo con Vínculos Vecinales. Su proyecto prevé plantar árboles de Anacahuita y Molle en al menos cuatro canteros cuadriculares que bordean uno de los senderos que nacen desde Gaona. También diversos arbustos y trepadoras que pueden desarrollarse aprovechando una gran estructura de hierro (como el esqueleto de un galpón) que ahora no cumple ninguna función.

Los ejemplares de nativas serán provistos por el Centro de Información y Formación Ambiental de Villa Lugano. Eve espera que sean plantados entre este otoño y principios del invierno, en una jornada a la que serán invitados los vecinos y las vecinas.

“Me interesa que la gente se involucre en el espacio público y generar vínculos”, dice Eve. Para ella, sumar nativas a la plaza representará “recuperar la identidad desde el paisaje” y de paso, “lograr una desconexión de las pantallas”. ♦


Huerta del Corra
Instagram: @huertadelcorra

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