En los márgenes del centro comercial de Villa del Parque hay una esquina en la que sol de la mañana entibia los escalones de un tobogán de jardín, el manubrio de un triciclo y el asiento de un pata-pata. Tras estos juguetes de gran tamaño, las baldosas de Cuenca y Lascano se unen a las paredes pintadas de azul y celeste de una construcción que remite a mediados del siglo XX. “Esta juguetería es antigua y también moderna -nos dice Silvia Shocron, sentada en un banco alto atrás del mostrador del local-, podés encontrar desde un balero hasta un avión que vuela, graba y te saca fotos”.
Son poco más de las 8:30 AM. La persiana metálica de Juguetería Yamanca ya está levantada. Silvia, arreglada y lista para el trabajo del día, se toma unos minutos para contarnos su historia, que comienza con olor a campo y calles de tierra: “Yo nací en Buenos Aires pero cuando tenía siete años fuimos a vivir a Colón, un pueblo que queda en la Provincia de Buenos Aires, a una hora de viaje de Pergamino. Fuimos allí porque mi abuelo había dejado unos campos, que cuando llegamos estaban ocupados. Mi papá generosamente se los dejó a quienes los estaban trabajando y nos quedamos solamente con una manzana. Él era periodista, editaba un periódico que se llamaba El Mangrullo. Mi mamá fue la primer profesora de inglés que hubo en esa ciudad, y no sólo se dedicó a formar alumnos, también se ocupó de formar profesores: los traía a Buenos Aires o los llevaba a Rosario para que rindieran los exámenes. Mi papá además era el presidente de la Comisión de Cultura de la ciudad. Con todo eso los tres hermanos sabíamos que teníamos que hacer todo bien porque papá y mamá eran personas muy reconocidas. Ahí viví hasta los quince años. Cuando mi hermano mayor llegó a la edad de ir a la universidad, volvimos a Buenos Aires.”
¿Cómo fue tu juventud en Buenos Aires?
Luego del secundario comencé a trabajar y a estudiar, quería ser abogada. Durante dos años fui a la facultad, sacaba muy buenas notas, pero me agarró la época del Proceso y si bien yo no militaba, sí me interesaba la justicia. Había muchos atentados, yo estudiaba de noche y era peligroso. Entre mi papá y mi ex marido -que en ese momento era mi novio- me convencieron de dejar. Hoy es una asignatura pendiente la abogacía. Después estudié secretariado comercial de empresa, corte y confección, algo de piano: eran las actividades típicas de esa época.
Hasta que llegó el día en que abrieron Yamanca.
Sí. En 1978 nos mudamos a Villa del Parque. Ya había nacido mi hija mayor y yo continuaba trabajando en relación de dependencia. Abrimos un negocio justo al lado de donde estamos ahora, sobre Cuenca. Primero pusimos un kiosco con electricidad y después de a poco fuimos sacando la parte de electricidad y empezamos a vender librería, al principio solamente por mayor. Con el tiempo comenzamos a vender al público juguetería y librería. Yo renuncié al trabajo que tenía y me ocupaba de la parte administrativa del local. Durante varios años el negocio funcionó bien. Pero luego pasamos una crisis importante, nos divorciamos con el padre de mis hijos y tuve que seguir sola. Yo estaba decidida a salir adelante y ganarme la confianza de los proveedores que hasta ese momento no me conocían, porque mi trabajo había sido puertas adentro, yo no era la cara visible. En ese período fue muy importante el apoyo que recibí de la gente que me rodeaba. Empecé a comprar mercadería, a pagar, a organizar. Con el tiempo, mi hijo Maxi se puso las re pilas con la juguetería, me ayudó a hacerla crecer, dándole la impronta de la juventud y un criterio moderno.
¿Cómo cambió el rubro de los juguetes en estos cuarenta años?
Cambió al ritmo de los cambios de la sociedad. Antes a nadie se le iba a ocurrir comprarle un auto a una nena ni una cocina a un varón. Hoy en día sí, entonces las fábricas se van aggiornando y por ejemplo ya no son todas las cocinas rosadas. Hay muñecos bebés con sexo femenino y masculino, en el jardín de infantes los chicos juegan a bañar a los bebés y tanto los varones como las nenas vienen a la juguetería a buscar un bebé para llevar al jardín. En cuanto a los juegos de mesa siguen estando los mismos de siempre pero actualizados; por ejemplo además del ludo matic clásico tenés uno con imágenes de princesas o con avengers. También es muy amplio el abanico de juguetes didácticos, hechos con todo tipo de materiales. Nosotros buscamos tener un surtido para todos los gustos, todas las necesidades y también todas las economías.
Juguetería Yamanca se destaca por las actividades que organiza a lo largo del año destinadas a los chicos y al barrio. Este mes realizarán un importante evento solidario el día del niño, ¿cuál es la motivación que te lleva a embarcarte en estos proyectos?
Por un lado siento la necesidad de ayudar, tal vez como una forma de devolver toda la ayuda que yo recibí cuando la necesité.También me motiva realizar un evento que permite que las familias del barrio pasen un buen momento juntas. Esto lo puedo hacer porque hay gente e instituciones con las que hace años que nos conocemos y trabajamos en red, apoyándonos mutuamente. Este festival lo organizamos junto a la Academia Fusión, con Miguel Saccone al frente, encargándose de la parte artística, la Comuna 11 nos facilitó la habilitación para cortar la calle, la Unión de Comerciantes de Villa del Parque se suma con la promoción en redes sociales, colaborarán también las farmacias Mafey y Daneri. Actuará un grupo de baile del club GEVP y también alumnos de la academia Fusión. A los vecinos les pedimos que traigan un alimento no perecedero, que luego donaremos al comedor Juntos Somos Más y a Mil Soles. Los esperamos el domingo 18 de agosto, a partir de las 14:30. ♦
(*) Foto de portada: Silvia Shocron en la vereda de su juguetería.