Un año de lecturas compartidas

Un pequeño fenómeno avanza a paso firme: juntarse a leer con otros. Las bibliotecas del barrio facilitan los encuentros. Poesía en la Rafael Obligado de Villa Santa Rita, narrativa en la Florencio Sánchez de Paternal. Impulsados por vecinas, estos espacios dan pie a compartir lo que emociona, lo que soprende, a transformar el acto íntimo de leer en un hecho colectivo.

A contramano de los tiempos que corren —y también como todo un síntoma, como un modo de hacer frente a estos tiempos que corren— un pequeño fenómeno avanza a paso firme: juntarse a leer con otros. Hablar de libros, compartir lecturas y, a veces, animarse a poner palabras propias a partir de lo leído, es una idea que se multiplica.

En Villa Santa Rita, Villa General Mitre, Paternal, hay espacios que cultivan esta forma de encuentro que nace a partir de la palabra literaria. Lecturas con café, impulsado por María Ussher en la Biblioteca Popular Florencio Sánchez, y los Encuentros con la poesía que generó Marta Coto en la Biblioteca Pública Rafael Obligado, son dos invitaciones que fueron creciendo con el entusiasmo de sus participantes.

Lecturas con café

María Ussher sabe de generar espacios a partir de la lectura. Meriendas literarias, talleres, escritura creativa, a eso se dedica y eso disfruta hacer esta comunicadora social. “La lectura atraviesa mi vida desde siempre”, sitúa. “Un día un par de amigas me dijeron: che, tengo re ganas de charlar de libros. Me pareció un planazo y así empezó esto, como una juntada con amigas que nos permitía además comprar más barato el libro que elegíamos, con el descuento editorial por cantidad”, cuenta.

De esta inquietud surgieron las Lecturas con café que empezaron en el espacio cultural Café Artigas, y que luego encontraron su casa en la biblioteca popular del pasaje Nicolás Granada, a unas cuadras de Avenida San Martín y Juan B Justo.

En las «Lecturas con café» suelen recibir la visita de las/los autores. Esta vez fue Mercedes Perez Sabbi, luego de haber leído su libro «La grasita», ficción situada en el bombardeo de 1955.

Muchas cosas sucedieron y muchas cosas dispararon estas Lecturas con café. El vínculo directo con las editoriales (se privilegian sellos pequeños, lecturas menos difundidas, “descubrimientos”) permitió visitas de editores y autores como Selva Almada, Ana María Shua, Ezequiel Pérez.

Una de esas visitas, la de Claudia Chamudis, autora de Nosotros el monte (editorial La flor azul) hasta derivó en un viaje grupal a un retiro literario en su casa, en el paraje rural santafecino de Empalme San Carlos, que se encima se nutrió con la participación en los talleres de gente de pueblos cercanos.

María habla del carácter individual y a la vez colectivo de la lectura. “Es un acto profundamente íntimo, el ritmo y la búsqueda son personales. Y a la vez cuando algo te conmovió, necesitás compartirlo, sentís que si se queda solo en vos, te explota”, define con precisión. Habla también de lo que pasa cuando las lecturas se comparten: “te vas de ese encuentro con algo nuevo, otra forma de mirar, alguien que encontró otro detalle. Todos ganamos algo, una riqueza intelectual y emocional”.

Cuando las lecturas se comparten “te vas de ese encuentro con algo nuevo, otra forma de mirar, alguien que encontró otro detalle. Todos ganamos algo, una riqueza intelectual y emocional”.

Hay otra “ganancia” adicional, más allá de la literaria: el encuentro con gente muy distinta en todo sentido (edades, profesiones, búsquedas, recorridos vitales), algo cada vez menos frecuente en estos tiempos de selección de algoritmos y audiencias segmentadas. “Que a personas tan distintas haya algo que nos una, y sea la lectura, me parece del orden de la magia, casi revolucionario”, se alegra María.

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Eso destacan también quienes asisten a estas Lecturas con café. Dicen que por eso vale la pena “robarle tiempo al tiempo” en medio de las vorágines cotidianas, un sábado por mes.

Ya tienen la novela que van a leer el próximo encuentro, en 2026: La memoria es un animal esquivo, de María del Mar Ramón (editorial Concreto). Es un poco más larga porque tiene por delante todo un verano para dedicarle parte de ese tiempo ganado.

Encuentro con la poesía

Los Encuentros con la poesía tienen mucho que ver con la movida que hicieron las y los vecinos para “salvar” a la Biblioteca Pública Rafael Obligado, que corrió peligro de cierre después de la pandemia y su posterior inundación en 2024, y que hoy goza de hermosa buena salud en uno de los pasajes del sub-barrio Nazca de Villa Santa Rita. Tienen incluso que ver con la lucha vecinal por “Una plaza para Villa Santa Rita”, que avanzó con logros colectivos. Así que sus participantes hablan, con justa razón, de “la resistencia de la poesía”.

Entre juegos, haikus, cartas literarias de Tinkuy, referencias a películas y canciones, circulan versos y palabras, pero sobre todo se instala un momento de disfrute compartido.

Marta Coto lidera este espacio que se sostuvo ininterrumpidamente, y que no se quedó quieto. Cuando “la biblio” cerró, se volvió itinerante. Cuando surgieron las marchas de jubilados de los miércoles y muchos y muchas decidieron que tenían que estar en la plaza, cambiaron de día. Cuando lo sintieron necesario, salieron a la calle, a repartir poesía por escuelas y esquinas, a hacer intervenciones en apoyo al Garrahan.

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En los «Encuentros con la poesía» de los lunes a la mañana, la lectura y la escritura son sobre todo un canal para el disfrute compartido.

Como suele ocurrir con las docentes que hacen de su profesión un modo de ser y estar en el mundo, a Marta se le nota “lo docente” ya en el modo de saludar. Ya jubilada, es docente también en la escuela para niños, jóvenes y adultos en situación de calle Isauro Arancibia. “La poesía es la excusa para el encuentro”, define ella.

Y eso es lo que primero que se nota cuando Vínculos Vecinales es invitado a presenciar un Encuentro con la poesía. Entre juegos, haikus, cartas literarias de Tinkuy, referencias a películas y canciones, circulan versos y palabras, pero sobre todo se instala un momento de disfrute compartido. Al final suelen hacer una poesía colectiva “a ciegas”, una suerte de cadáver exquisito que, aseguran, no deja de sorprenderlas por lo que queda armado cada vez.

Ahora han elegido leer juntas (en este encuentro son todas mujeres) El libro de los gatos, una antología de sesenta poetas con selección y prólogo de Liliana García Carril (editorial Bajo la Luna). Se suman libros que trae cada una, también los que hay en la biblioteca, una selección en la que se adivina una curaduría experta.

Los libros van de mano y mano y circulan en la ronda de la mesa, como quien convida un mate. De eso, finalmente, se trata.


Lecturas con café
Biblioteca Florencio Sánchez
Pje. Nicolás Granada 1660
Instagram: @todopasaleyendo y @biblioflorenciosanchez

Encuentro con la poesía
Biblioteca Rafael Obligado
Pje. Crainqueville 2233
Instagram: @barrionazca

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