Un verano diferente

Vecinas y vecinos ofrecen talleres en la vereda respetando el contexto de DISPO: juegos de mesa, cuentos al paso, paseo verde, intercambios musicales, huerta, entre otros. Gratis y en el barrio.

Una tarde en la mesa de los libros, en la vereda del pasaje De Vedia, en Villa Santa Rita, dos mujeres conversaban. “Me preocupa qué harán los chicos este verano. Sería lindo organizarles actividades en las calles, entre los vecinos”, dijo esta periodista. “Hagámoslo”, le contestó Antonia. Su motor ya estaba encendido, le era fácil decir que sí, si desde pleno invierno ella venía abriendo puerta y ventanas para compartir libros, pintura, poesía, música con quienes se acercaran.

Así nació Un verano diferente, “un proyecto vecinal que busca ofrecer espacios para el encuentro en torno a diversas actividades culturales y recreativas teniendo en cuenta la actual situación sanitaria. La agenda está abierta y puede crecer en la medida que otr@s vecin@s sumen su propuesta. También los lugares de encuentro pueden variar, y nos encantaría que así sea: ¡invitamos a quien quiera a ofrecer su vereda!”, dicen los posteos en las redes sociales.

Personas que son semillas

Están ahí entremezcladas, dispersas en el mapa del barrio. Van apareciendo. Nos vamos encontrando. “Yo vivo acá hace cinco años y Sofi desde septiembre del año pasado. Somos músicas y técnicas en recreación. Cuando vimos lo que estaba haciendo Antonia, las intervenciones desde su ventana, nos llamó la atención porque tiene mucho que ver con nuestro quehacer”, dice Florencia Knoblovits, una de las cuatro integrantes del grupo musical Vaivén, que el 28 de diciembre ofreció un concierto en la plaza Martín Pescador.

Las integrantes de Vaivén son: Sofía Carelli, Carola Lijalad, Luna Duek y Florencia Knoblovits. Es una banda de formación reciente que toca temas de su autoría. La presentación en la plaza Martín Pescador fue su segundo concierto en público. Chicos y grandes, encantados.

“La nuestra es una profesión que apunta en gran medida a propiciar vínculos y en este contexto nos dio como hambre de generarlos… a la vuelta de casa”, agrega Sofía Carelli. “Te empezás a vincular con gente que quizás te la cruzabas en el barrio y no sabías quiénes eran y de repente hay un montón de personas con las que podés conectar. El juego tiene mucho que ver con eso, es un medio para eso.”

Y fue un encuentro de juegos de mesa la primera actividad de Un verano diferente.  Sucedió el primer día de la temporada estival, justo el 21 de diciembre. Palitos chinos, Uno, Tablero chino, Yenga, Dixit. Dos mesas sobre las baldosas de Enrique de Vedia, algunas sillas, niños, niñas, madres y acompañantes todos con barbijos que no impidieron pasar un buen rato. Con tiza de colores y letra cursiva sobre el asfalto se leía “Bienvenidos”, se leía también el nombre de cada chico/a que se había anotado para ir a jugar.

Te puede interesar  A través de las ventanas
En el pasaje Enrique de Vedia, los chicos que se anotaron en el taller de juegos de mesa, encontraron sus nombres escritos con tiza en el asfalto.

El martes 22 la vecina Guillermina Bruschi condujo un Paseo Verde. “Yo nací en el interior de la provincia de Buenos Aires, vine a los seis años a vivir a la capital y el arbolado fue como un refugio para mí”, dice Guillermina ahondando en el origen de su interés por el verde que la rodea. Este sentimiento la llevó a involucrarse en un colectivo llamado “Basta de mutilar nuestros árboles”, que trabaja en la preservación del patrimonio arbóreo frente a la tala y poda indiscriminada.

¿Qué pasa cuando tocás un árbol? ¿Cómo son sus aromas? ¿De qué distintas maneras podemos mirarlos? Y también: ¿Qué es un árbol? ¿Cómo reconocer uno joven de otro añoso? ¿Qué beneficios nos aportan? Conocer los árboles del barrio desde un punto de vista técnico, pero también, más que nada, sensorial. Esa es la propuesta del Paseo Verde.

¿Qué pasa cuando tocás a un árbol? ¿De qué distintas maneras podemos mirarlos? Sobre éstas y otras preguntas investigaron los participantes del Paseo Verde.

El miércoles 23 fue el día del taller de galletitas. Analía Pineda, maestra deprimer y segundo grado de la escuela pública Galloni de Villa del Parque, llegó al pasaje Granville con la masa preparada en un tupper. La vecina María Cristina Rivero había decorado la calle peatonal con banderines y guirnaldas. En la puerta de su casa se armó una mesa larga. Nenes y nenas de entre cinco y siete años fueron llegando. Traían moldes, palos de amasar, grana de colores y confites. También barbijos y alcohol en gel. “Tenemos que empezar a pensar y aprender nuevas maneras de posibilitar el encuentro, habilitar espacios públicos para conectarnos con algo más cálido. Y los niños, como siempre, si vos les proponés este tipo de cosas van a estar felices”, afirma la docente.

La docente Analía Pineda coordinó el taller de galletitas en el pasaje Granville. / Foto: Nacho Nogueira

“Yo he hecho café concert, teatro, orquesta, me gusta trabajar con otra gente, entonces me parece que ésta es una buena manera de seguir haciéndolo, ampliando el panorama de la cosa colectiva”, reflexiona el Tata Cedrón, vecino destacado que regala sus Canciones al Paso en las tardecitas de fin de semana. “Es la pandemia la que nos motivó, pero cuando pase creo que de alguna manera tendríamos que seguir practicando esta forma de comunicación en los barrios, no?”, concluye dejando planteado deseo y desafío.

Te puede interesar  ¡Otra partida!

“Es hermoso que la calle se resignifique, dentro de toda esta situación tan difícil. Que sea un espacio donde conocerse, compartir, y que sea además un espacio seguro, porque la seguridad la construimos habitándola también”, afirma Florencia, la integrante de Vaivén, y apoya su idea en dichos del prestigioso pedagogo italiano Francesco Tonucci: “El otro día lo escuchaba en una entrevista decir que cuando termine la pandemia les deberíamos regalar la calle a los chicos. ¿De qué manera? Poniendo dos o tres adultes por cuadra que los miren y los cuiden, que los chicos puedan contar con esa libertad.”

Dándole vueltas al asunto, Antonia lo escribe con estas palabras: “Vivimos en un clima donde todo el tiempo te están diciendo que, por un motivo o por otro, estamos en peligro y que hay que salvarse. Resaltar esto en el contexto de pandemia podría entenderse como una crítica a los cuidados que debemos tener, pero no es así. No pienso especialmente en el distanciamiento actual, necesario para evitar contagios, sino en una variedad de situaciones, la mayoría muy antiguas y persistentes. Frente a ellas, me nace pensar que hay que reunir, generar oportunidades para que se produzcan encuentros. Encuentros cuidados y con distancia pero generadores de lazos. Algo de eso está presente en este proyecto.”

Lo que viene

En lo que resta de enero y durante febrero habrá más talleres: juegos de mesa, intercambios musicales, taller de libros pop-art, cuentos al paso, taller de cuento y collage, paseo verde, taller de huerta, de galletitas, de música, de escultura en arcilla, de expresión corporal, entre otros.

Pero también puede ser que, cuando este periódico salga de la imprenta, el gobierno haya tomado nuevas medidas por la multiplicación de casos positivos de covid. Quienes hacemos Un verano diferente estamos pendientes de la situación sanitaria, por eso vamos definiendo semana a semana lo que es posible y cómo seguir.

La información de talleres, fechas y horarios se va actualizando en el Instagram y Facebook de @vinculosvecinales. Para más detalles escribir a: antoniagarciacastro@gmail.com o vinculosvecinales@gmail.com ♦

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *