Una tarde Claudia se subió a un colectivo. Tenía 24, era enero y hacía mucho calor en Mar del Plata. Le llamó la atención una chica que temblaba, sentada en un asiento del lado de los individuales. “¿Te pasa algo?”, le preguntó. “No”, balbuceó la chica, que tendría 17 o 18 años. “Pero sus ojos y su cuerpo decían otra cosa”, recuerda Claudia. Cuando la joven se levantó para bajarse del colectivo, ella la siguió. En la vereda la frenó y le dijo: “Hasta que no me digas qué te pasa, no me voy a mover”. Entonces la otra le agarró fuerte una mano. “Me violaron”, le contestó.
“Era una historia muy triste, de abuso de poder, porque el violador era el hijo del patrón de la mamá y ella no lo podía denunciar porque su mamá perdería el trabajo”, completa Claudia la historia sucedida hace más de treinta años. “La llevé a la casa de una amiga, hicimos un montón de cosas para poder contenerla”, dice, y reconoce este hecho como el puntapié de un trabajo voluntario que se volvió su “misión en la vida”.
El oído y la agenda
Una mujer que vive una situación de violencia por motivos de género puede ser que venga a consultarte pero no te hable, porque está cargada de angustia, de frustración y vos tenés que respetar ese dolor. Y si tiene ganas de hablar, vos tenés que acompañarla de una manera sorora, hasta donde quiera”, así explica Claudia el modo en que ella y sus compañeras se posicionan para ejercer el rol de promotoras territoriales.
“Las mujeres vienen con diferentes problemas: económicos, psicológicos, sintiéndose desvalorizadas, algunas envueltas en una adicción, después está la violencia física y también la violación”, describe Claudia el amplio abanico de situaciones con las que se ha cruzado entre los cientos de mujeres con las que trabajó en estos años. Primero en Mar del Plata, como voluntaria en el CAMM –Centro de Asistencia a la Mujer Maltratada– y luego en la Comuna 11 de Caba, como Promotora Territorial en Género y Diversidad.
Claudia destaca la red que fueron fortaleciendo en estos años: “Yo sé a quién llamar para que le den a determinada mujer el lugar, el asesoramiento legal o el acompañamiento que necesita. Eso ya lo tengo aceitado entre las diferentes ONG, las organizaciones feministas y los recursos públicos. Esa red es fundamental”, subraya. Y su propio nombre es un contacto valiosísimo en las agendas de las otras mujeres que brindan asistencia en situaciones de violencia de género.
Una noche, por ejemplo, recibió una llamada de alguien que le preguntaba si podía ayudar a una mujer que estaba sola en la calle con su bebé. Claudia nunca dice que no. Cuando se comunicó con esa madre le dijo que se tome un taxi y vaya a su casa. Pagó el taxi, conversó con ella y le consiguió un lugar para pasar la noche.
Una iniciativa argentina
Venían de inaugurar un banco rojo en la plaza Ricchieri de Devoto. Ese banco que viene multiplicándose de plaza en plaza, con la inscripción: “En memoria de todas las mujeres asesinadas por quienes decían amarlas”, una idea que nació en Italia y se expandió por el mundo.
Una inquietud rondaba a Claudia y la compartió con sus compañeras: “me gustaría que inventáramos algo que sea representativo de Argentina y que también involucre a los hombres en la lucha contra la violencia de género”, les dijo.
Así surgió el proyecto Arco Violeta: un arco de fútbol intervenido con material violeta y una bandera larguísima estampada con la frase “vivas las queremos”. “Son los varones los que tienen que ingresar a la cancha llevando la bandera. Así, en ese gesto, ellos hacen suya la consigna”, explica. Redactaron el proyecto, diseñaron un logo, patentaron el nombre y se inscribieron como Asociación Civil.
Un día de octubre del 2021 lo inauguraron en la sede de Racing Villa del Parque. Los varones sub 17 de la reserva protagonizaron el evento: fueron ellos los que desplegaron en la cancha de futsal los siete metros de bandera. La Ministra de de las mujeres, géneros y diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, participó del evento junto a muchísima otra gente.
“Vivas las queremos” se dijo en Racing y poco después en Vélez Sarsfield, el 25 de noviembre, Día De La No Violencia Contra La Mujer. La iniciativa de llevar al club de Liniers el Arco Violeta surgió de su Comisión de Género, que propuso que la bandera la portaran los varones de la familia de Wanda Taddei, mujer asesinada por su marido, el músico Eduardo Vázquez, en el 2010. Wanda era socia de Vélez.
El febrero pasado organizaron un torneo infantil en Plaza Houssay, junto a la escuelita Creciendo por el fútbol. Cuatro equipos de nenes y nenas pasaron el día jugando. Les entregaron copas violetas, medallas violetas. La bandera con el “Vivas las queremos” se desplegó en la plaza céntrica sostenida por padres, entrenadores, referentes de clubes y de federaciones deportivas.
Es que cada vez son más los que se acercan a apoyar el proyecto. Da cuenta de ello el Instagram @arco.violeta, donde se pueden ver decenas de videos grabados por figuras del fútbol diciendo No a la violencia contra las mujeres.
Siguieron eventos en el club Peñarol Argentino, de Parque Chacabuco, y en el Franja de Oro, de Pompeya. Próximamente el club Puerto Moreno, de Bariloche, inaugurará su Arco Violeta y en España el Atlético Aldosivi, de Mallorca, agregó el estampado del logo de Arco Violeta a la manga de su camiseta.
Claudia se entusiasma con el apoyo recibido y a la vez pretende más: “No podemos quedarnos en la puesta en escena de esta iniciativa, ahora estamos trabajando en diseñar capacitaciones y talleres para dar en los clubes de barrio sobre violencia de género, sobre nuevas masculinidades, sobre género y diversidad.”
Si le preguntan por su ambición mayor, Claudia no duda: “Me gustaría llegar a AFA”, responde. “Me gustaría que en una fecha significativa, como el 3 de junio (Día del Ni Una Menos) o el 25 de noviembre (Día de la No Violencia Contra la Mujer), dos equipos de clubes importantes jueguen un partido que se llame Vivas las Queremos”.
“Llegar a la cancha con la bandera, llegar a intervenir con violeta un arco, que es el bastión del deporte más popular, es como decir ¨llegamos a este lugar para que también los varones luchen con nosotras¨. Y hacer juntos un cambio social y cultural.” ♦
(*) Foto de portada: Claudia Rizzo junto a Diego Cappelletti, director de la escuelita “Creciendo por el Fútbol”. Plaza Houssay, torneo de fútbol infantil “Arco Violeta”, en febrero de 2022.
Arco Violeta
Instagram: @arco.violeta