Llegó marzo y en Vínculos Vecinales nos zambullimos en las aguas siempre revueltas del comienzo de clases. Como lo nuestro es el barrio, buscamos una maestra-vecina con la que hablar, una que es apasionada del trabajo escolar y no sólo eso: también es militante sindical. Conscientes de que el conflicto docente divide humores e ideologías esperamos que nuestra entrevistada, que no es de posiciones tibias, no acreciente dicha división sino que su historia y su punto de vista sirvan para enriquecer la reflexión.
Lectores y lectoras que quieran opinar, disentir o presentar sus argumentos, están invitados a hacerlo. Siempre y cuando sean dichos con respeto, prometemos publicarlos en el próximo número de Vínculos. ¿Por qué? Porque nos encanta el debate y creemos que como sociedad nos están faltando espacios para desplegarlo con altura, haciendo uso de palabras que mejoren nuestra convivencia.
¿Siempre viviste en esta zona?
Yo me crié en Floresta. De chica vivía en Camarones y Segurola. Mi papá que era médico tenía el consultorio en Juan Agustín García y Segurola. Hice la primaria en la escuela Manuel Peña, que está en Segurola y Remedios de Escalada de San Martín. El secundario lo empecé en el Normal 4 y lo terminé en el Normal 9. Del Normal 4 quise irme porque en aquella época era sólo para chicas y a mí no me gustaba, quería ir a uno que fuera mixto. Después volví al Normal 4 a recibirme de docente.
Viví en Floresta hasta los 15 y después nos mudamos a Devoto, pero sigo estando más ligada a Floresta que a Devoto: todas mis compras las sigo haciendo en Segurola y Camarones o en Jonte, mis amigos son de allá, mi club es All Boys.
¿Por qué sos maestra?
En realidad a mí siempre me gustó la política. Cuando tenía trece años comenzó la Democracia y yo participaba en el Centro de Estudiantes; en aquella época era alfonsinista. Pensaba estudiar Ciencias Políticas o Abogacía. Cuando yo tenía 20 años la carrera docente era de dos años y medio. Y mi mamá que era docente (era directora de la escuela 4 del DE 17, la que está en Beiró y Marcos Paz) siempre me decía: “vos estudiá la carrera universitaria que quieras pero tené un título antes. La docencia es algo intermedio, siempre faltan maestras, y siempre te va a salvar”. La verdad que la seguí porque ella me hinchaba, admito que no es que me vino como una vocación, sino como una herencia. Pero cada vez me fue gustando más estar en el aula. Cuando me recibí primero trabajé en una escuela privada, hasta que me salió un cargo en el Estado. El privado no era mi ritmo ni mi estilo. La escuela pública para mí es lo máximo. Al año siguiente entré en la escuela que está en Lope de Vega y Ramón Lista, Padre Nores, dando clase a un primer grado. Empecé como docente en el 89 y trabajé hasta el 97.
La política
En ese momento mi viejo fue elegido legislador y yo me fui a trabajar con él como jefa de despacho. Más allá de que estaba contenta con trabajar en el aula me pareció que era un momento social clave y que yo podía hacer un aporte para mejorar toda la problemática que veía tanto en la escuela como en el barrio.
¿Cómo se llama tu papá?
Seguro lo conocés, mi viejo es tan conocido como el tuyo en el barrio. Es el Dr. Groiso. Es médico clínico y gastroenterólogo. Él era socialista y en ese momento formaba parte del Frepaso, que era parte de la Alianza (Nota para los lectores más jóvenes: El Frepaso fue un Frente integrado por partidos de Izquierda y centro izquierda creado en el año 94. En el año 97 se unió al radicalismo y juntos formaron la Alianza; la Alianza llevó a la presidencia a Fernando de la Rua). Así que fuimos en esa lista, por primera vez había habido elecciones en el Partido Socialista. Si bien yo era alfonsinista en ese momento estaba muy enojada también con Alfonsín, y fui para apoyar a mi papá. Sin embaro no duramos mucho tiempo. Como no veníamos de la política, nos encontramos con hechos de corrupción y los denunciamos. No entendimos que a quien se lo denunciábamos por ahí también estaba inmerso en eso, por ahí eran cómplices (no puedo decir el nombre porque no tengo pruebas). Nos dijeron amablemente que nos tomáramos un tiempo. Mi papá pasó de la Legislatura a la Secretaría de Salud, le habían prometido armar un Consejo de la Vejez: así como hay un Consejo del Niño, armar un Consejo de la vejez (mi papá era médico de PAMI). Nos parecía un proyecto bárbaro. Trabajamos sobre eso, lo armamos y nunca más nos atendieron el teléfono. Al tiempo ya nos habíamos dado cuenta cómo venía la mano y decidimos volver él al consultorio y yo a la escuela. Y la verdad que siempre caminamos por el barrio tranquilos, hasta en la época del “que se vayan todos”, todos sabían quiénes éramos nosotros.
Contame sobre tu trabajo en UTE.
Los últimos cuatro años yo estuve trabajando como nexo entre el sindicato y las docentes, lo que se llama “en Comisión”, llevando información desde el sindicato a las escuelas y a la vez levantando todo lo que pasaba en la escuela para llevarlo al sindicato. Desde problemas de infraestructura hasta problemáticas particulares de las docentes. A veces hacemos el trabajo que el Estado no hace: recorrer las escuelas una por una y ver qué necesidades tienen. También llevamos talleres a las escuelas, narradoras que van a leerle cuentos a los chicos, ofrecemos biblioteca, todo lo que tiene que ver con lo educativo. Inclusive talleres de ESI (N. del E.: se refiere a Educación Sexual Integral, hay una Ley que obliga a las escuelas a dar talleres de ESI, sin embargo muchas veces no se cumple), tratamos de que esto se mantenga, que se siga trabajando.
¿Por qué el conflicto salarial docente se disparó en CABA estos últimos años si el PRO gobierna en la Ciudad hace doce?
En realidad el conflicto no es sólo por el salario docente, también reclamamos por la infraestructura escolar, por la formación docente y otros temas. Pero el punto es que antes de los últimos dos años a nivel salarial nosotros estábamos muy bien porque al haber un gobierno nacional de otro tinte político, había una puja política entre Ciudad y Nación de la que nosotros salíamos ganando. Se respetaban las paritarias nacionales que marcaban el piso para la negociación salarial, y sobre eso la Ciudad siempre ofrecía más. Nosotros hemos llegado a lograr aumentos en la Ciudad de Buenos Aires en la época del gobierno de Cristina hasta de un 37 %, siempre por encima de la inflación. Y no pasaba sólo con el salario docente. Lo mismo sucedía con otras cosas, por ejemplo las computadoras. Cuando en aquella época el gobierno de Cristina lanzó el Plan Conectar-Igualdad, entregando computadoras en todo el país, empezó a hacerlo también el Gobierno de la Ciudad. Al haber ahora gobiernos del mismo signo político en la Ciudad y en la Nación, ya no hay puja: se dejaron de entregar computadoras, se redujeron los cursos de capacitación gratuitos a los docentes y cerraron muchos programas socioeducativos.
Lo que estamos viendo en los últimos años es que se trabaja sobre la fachada de las escuelas, pero una vez que se cruza la fachada se empieza a ver la problemática real adentro. En zonas como la de este Distrito Escolar que tienen mayor cantidad de población de clase media, contás con la ayuda de Cooperadoras fuertes y con una participación más preponderante de la comunidad educativa, entonces es la misma comunidad la que va tapando esos baches.
Este año volvés a trabajar al aula, ¿por qué?
Este año nos reintegraron en las escuelas a todos delegados que estábamos en Comisión. Siempre dependía del gobierno que se renovaran o no las Comisiones de servicio y con este gobierno sabíamos que en algún momento dejarían de hacerlo. Nuestro sindicato es el más grande de la Ciudad de Buenos Aires, nosotros pertenecemos a lo que es CTERA. Como en la negociación salarial no fuimos un sindicato que nos sentamos en la mesa para firmar lo que ellos querían, una forma de castigarnos fue devolvernos a todos a las escuelas. Lo que en realidad para nosotros no es un castigo porque nos encanta estar en el aula. Seguiré haciendo el trabajo de nexo con el sindicato, nada más que en vez de tener esa disponibilidad de correr ante alguna problemática, iré fuera del horario de trabajo en la escuela.
¿Cuál tu escuela actual?
Mi escuela ahora es la Nro. 1 del DE 17, Antonio Dellepiane, la que está en Baigorria y Cuenca. Tengo séptimo grado, me toca Ciencias Sociales y Lengua. Ya estoy lista para empezar, ya limpié mi armario y estoy con todas las pilas. Estar con los pibes para mí es un placer enorme, uno aprende todo el tiempo, es un desafío. Y también me gusta porque me aumenta la creatividad. Soy de hacer muchos proyectos. Es una emoción volver a arreglar el aula y esto de antes de dormir pensar “uy tengo que dar este tema, voy a invitar a tal para hablar o voy a organizar tal salida”, a mí eso me motoriza. Igualmente no todo lo que vos planificas o pensás termina siendo lo que vos querés. Muchas veces tenés que cambiar las cosas sobre la marcha, tenés que negociar con los pibes continuamente. No hay que calzarse el guardapolvo como un uniforme… Tengo buena llegada con los chicos y buena llegada con los padres también. Trato de hacerlos partícipes de lo que es el proceso de enseñanza y aprendizaje.
¿Qué sueño tenés para este año?
Que mis compañeras sientan que son parte de la clase trabajadora. Muchas se creen que por ser profesionales, por tener el guardapolvo tienen una diferencia con el que barre o el que maneja un colectivo. Y el gobierno juega sobre eso. Cuando viene la discusión salarial y se plantea un paro nos acusan “vos dejás a los pibes, a vos no te preocupan los chicos”, y al contrario. Un maestro que enseña bien es un pibe que aprende bien, un maestro que va contento a la escuela es un pibe que va contento. Mi sueño es que mis compañeras se terminen identificando como clase trabajadora y sentir que no somos una isla sino que formamos parte de toda una comunidad.
Clases de apoyo gratis por maestrxs en ejercicio
VV: Yo te conocí una tarde cuando repartiendo el periódico por Sanabria, entré al Centro Cultural Soberanía Nacional y vos estabas dando una clase de apoyo a un chico. En ese momento me contaste que sos delegada de UTE y que en ese lugar funciona una subsede del sindicato. ¿Qué actividad hace UTE en el Centro Cultural y cómo llegaron allí?
Yo buscaba un lugar que pudiera ser punto de encuentro para los docentes donde pudiéramos trabajar libremente sin presión de partidos políticos ni nada. Conocía al muchacho que maneja ese Centro Cultural, que es Rubén López, un referente de la Comuna 10. Entonces me lo ofreció para que un día a la semana nos encontremos allí, como lugar de referencia en el Distrito. Lo que buscamos es descentralizar todas las funciones que el sindicato tiene en el Centro para que los maestros no tengan que viajar tan lejos. Así que ahí tenemos nuestro lugar de reunión, damos charlas, talleres, capacitaciones, también hemos hecho peñas, distintas actividades que en la escuela por un tema institucional no se pueden hacer. Y lo de las clases de apoyo surgió como una manera de hacer una devolución a la comunidad, ya que nos prestan ese local en forma gratuita.
O sea que las familias del barrio cuyos hijos necesiten clases de apoyo saben que ahí cuentan con docentes que dan clases gratis.
Exactamente. Gratis y ofrecidas por docentes que estamos trabajando en las escuelas. Nos encuentran ahí los martes de 17 a 19. Y si necesitan refuerzo antes de un examen arreglamos para otro día. La dirección es Sanabria 2350.