El espacio público que se lucha

La disputa por los terrenos de Costa Salguero expresa hasta qué punto plazas y parques resultan muchas veces “arrancados” por la movilización vecinal. La costanera podrá ser un emblema, pero cada barrio tiene su Costa Salguero.

La disputa por los terrenos de Costa Salguero expresa hasta qué punto plazas y parques resultan muchas veces “arrancados” por la movilización vecinal. La costanera podrá ser un emblema, pero cada barrio tiene su Costa Salguero.

El espacio público que se lucha

La disputa por los terrenos de Costa Salguero expresa hasta qué punto plazas y parques resultan muchas veces “arrancados” por la movilización vecinal. La costanera podrá ser un emblema, pero cada barrio tiene su Costa Salguero.

Las plazas de Buenos Aires tienen un problema: son pocas. La comuna 11 -que engloba Villa del Parque, Devoto, Mitre y Santa Rita- cuenta con 3,3 metros cuadrados de espacio verde por habitante contando canteros, plazoletas de cemento y veredones verdes; mientras que la 10 (Floresta, Monte Castro, Versalles, Vélez y Villa Luro y Real) apenas 1,4. El promedio de la Ciudad es de 6. Y las recomendaciones internacionales hablan, como mínimo, de 10.

Pero a pesar de la deuda con sus espacios verdes Buenos Aires pareciera avanzar en sentido opuesto: según un informe del legislador del Frente de Todos (FdT) Matías Barroetaveña, entre 2009 y 2019 el Ejecutivo porteño vendió cerca de 150 hectáreas, una superficie mayor a la de San Telmo que en su mayoría quedó en manos de desarrollos inmobiliarios. Sumadas a las 78 hectáreas de tierras nacionales ubicadas en la Capital de las que el gobierno de Mauricio Macri se desprendió entre 2015 y 2019, esas 228 hectáreas podrían haber aumentado los espacios verdes porteños en un 40 por ciento.

No hablamos solo de plazas para los chicos: los espacios verdes guardan un carácter estratégico que tiene que ver, por ejemplo, con amortiguar inundaciones y altas temperaturas. Y es que en el marco de la actual “pelea por la tierra” el suelo urbano resulta tan irreproducible como complicado de recuperar para los vecinos: una vez que se ha colocado el primer ladrillo, difícil será dar marcha atrás.

En Floresta, en Devoto, en Paternal

El aluvión de desarrollo inmobiliario en territorio porteño viene suscitando la resistencia de organizaciones de vecinos que, con todo, resultó a veces insuficiente. En el caso de Costa Salguero -donde la idea del Ejecutivo era desafectar terrenos públicos para construir torres de lujo- el proyecto fue por ahora suspendido por la Justicia. Pero lejos de estar cerrada, la batalla se mantiene en la costanera y se replica a la vez en cada barrio.

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En Floresta el emblema es la lucha por el ex Instituto Rocca (en Segurola y Elpidio González), ocioso desde su cierre en 2015. Un proyecto del Ejecutivo pretende venderlo y destinarlo a la construcción de torres, mientras que los integrantes de la Mesa Participativa “El Rocca es del barrio” pugnan para convertirlo en polo educativo.

En el mapa de los terrenos que podrían convertirse en espacio público o terminar como bloques de edificios aparece también el ex predio Pepsi, un lugar inmenso en Villa Real -Baigorria y Moliere- que pertenece al Instituto de la Vivienda.

En Devoto los ojos se posan alrededor de la cárcel que sería en los próximos años trasladada a Marcos Paz dejando libres cinco manzanas de un valor inmobiliario extraordinario. Y si bien es cierto que circulan en la Legislatura diversos proyectos para convertirlo en parque y espacio de niñez, ninguno de ellos es del Ejecutivo. “La disputa será para que ese predio no se convierta en otro negocio inmobiliario”, advierten integrantes de la Junta Comunal 11.

El parque La Isla queda en Chorroarín y Warnes, Paternal, aunque desde Villa del Parque se llega caminando. Es el segundo pulmón verde de la ciudad y parte del corredor biológico que se forma con Agronomía y otros parques. Sin embargo en abril de 2019 se aprobó una ley para construir ahí 11 torres de 17 pisos. “Los vecinos presentamos un proyecto alternativo que no se tuvo en cuenta” expresa Daniel Costantini desde el colectivo “No a las Torres” y aclara que si bien el proyecto del Ejecutivo está aprobado, y los desarrolladores tienen vía libre para construir cuando quieran, “estamos a la expectativa para, llegado el caso, tomar alguna acción legal”.

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Qué construcción

Otra de las discusiones es que se permiten proyectos inmobiliarios en zonas residenciales pero sin adecuar los servicios, lo que entre otras cosas ocasiona cortes de luz, además de un cambio radical en la fisonomía de los barrios.

El vicejefe de gobierno Diego Santilli explicó que el predio de Costa Salguero podría seguir un camino similar al de Puerto Madero y de esa forma “ganar espacio al río”, pero la oposición denuncia que se está perdiendo la oportunidad única de crear un parque público en la ribera.

Los comuneros de la oposición marcan que, por cómo está compuesta la Legislatura, hoy sale todo lo que el oficialismo presenta. Y que por eso justamente hace falta el acompañamiento de vecinos.

“No nos oponemos a la construcción, sino a este tipo de construcción”, señala el comunero del FdT por la comuna 15 Leonardo Lucchese refiriéndose al proyecto de La Isla, que prevé torres de 48 metros cuando el resto del barrio tiene una altura de 9.

“La organización de los vecinos es fundamental, así como el intento de llegar a los legisladores por diferentes vías”, enfatiza, y da ejemplos no tan lejanos como la plaza Clemente (en Colegiales), la Manzana 66 (en Balvanera) y la plaza Mariano Boedo, que recuerdan que los espacios verdes también se consiguen a fuerza de luchas, abrazos, festivales y movilización. ♦

(*) Foto de portada: Instituto Rocca (arriba a la izquierda), Cárcel de Devoto (abajo a la izquierda), Predio Pepsi (a la derecha).

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